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Los árabes exigen a Israel que respete el proceso de paz y devuelva sus conquistas

ENVIADA ESPECIALLa cumbre de El Cairo concluyó ayer con un llamamiento a Israel para participar de "forma seria" en el proceso de paz de Oriente Próximo, como señaló el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, en la primera reunión de los máximos dirigentes árabes en casi seis años. No fue un encuentro fácil, pero finalmente se logró consensuar un comunicado conjunto en el que se exige al nuevo Gobierno israelí que cumpla los compromisos alcanzados y se atenga al principio de "paz por territorios". En el texto se señala que la única forma de alcanzar una paz "justa y global" pasa por la retirada israelí de todas sus conquistas, desde los Altos del Golán sirios al sur de Líbano, "incluido Jerusalén árabe", y por permitir a los palestinos ejercer su derecho a "su propio Estado independiente con Jerusalén Este como capital".

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Aunque el texto no vincula -como pretendían Siria, Líbano y Libia- el proceso de paz a la normalización de las relaciones israelíes con los países árabes, tanto en el plano político como económico se indica que, sí Benjamín Netanyahu continúa por la vía de la intransigencia mostrada en la campaña electoral que le llevó a la jefatura del Gobierno israelí, "el conjunto de los Estados árabes se verá obligado a reexaminar" sus relaciones con el Estado hebreo."Ni doy detalles, ni especifico", dijo tajante el ministro de Exteriores egipcio, Amr Musa, cuando se le pidió que explicara las medidas que adoptarían los árabes en caso de que Israel se desviase del proceso de paz. Con ello, Musa quiso poner el énfasis en que lo que la cumbre ha pretendido ha sido sobre todo, lanzar un mensaje a Netanyahu, y concederle el tiempo necesario para que "reconsidere" el radicalismo mostrado en la campaña. "Nuestro deseo sería que Netanyahu se retractase" de lo dicho, señaló Musa, después de declararse "poco optimista", pero el ministro egipcio se negó a responder a otra pregunta en la que se calificaba de "terrorista" al primer ministro israelí y dijo que sólo podía referirse a él por su cargo.

Llamamiento a los 'padrinos'

El comunicado también hace un llamamiento a Europa, Estados Unidos y los países que apadrinaron el proceso de paz para que impidan cualquier nuevo asentamiento judío en los territorios ocupados "y en particular en Jerusalén".

Fuentes occidentales consideran que sólo el hecho de haber reunido a 14 jefes de Estado, tres príncipes herederos y representantes de los demás países de la Liga Árabe, con excepción de Irak, que no estaba invitado, "es positivo". "Éste es el primer paso dado por el mundo árabe hacia la reconciliación interna después de la enorme brecha abierta por la invasión iraquí de Kuwait, en agosto de 1.990.

"Se ha establecido un nuevo clima, un nuevo espíritu de conciliación árabe, que es muy importante para nuestra causa. Los palestinos avanzamos cuando tenemos a los árabes a nuestro lado", señaló Nabil Shaat, responsable palestino de Exteriores. Mostrándose tal vez demasiado optimista, Shaat destacó que "no hay nada que renegociar con Israel porque lo que tiene que hacer es cumplir sus compromisos internacionales".

Para lo que ya ha servido esta cumbre es para acercar a los dos grandes perdedores de la nueva política israelí, Yasir Arafat y Hafez el Asad. Según Shaat, Arafat viajará próximamente a Damasco para continuar allí las conversaciones iniciadas en El Cairo con su viejo enemigo.

Arnr Musa "agradeció" a la Unión Europea el apoyo expresado al final de la cumbre de Florencia, en la que se instó a Israel a proseguir el proceso de paz de acuerdo con el marco de "paz por territorios", establecido en la conferencia de Madrid de 1991. Musa indicó que esperaba que Estados Unidos sostuviese la misma política que la UE.

"Bill Clinton no ha parado de presionar a sus aliados para que esta cumbre fuese moderada, cuando los únicos que se han radicalizado han sido los israelíes", afirman fuentes árabes. A pesar de los estrechos lazos de El Cairo y Washington, el "alineamiento sin precedentes" de la Administración norteamericana con Israel es considerado como uno de los factores "más frustrantes" para los árabes moderados en la actualidad. El comunicado destaca "la necesidad de salvar la integridad de Irak", y aunque suaviza la pretensión de condena kuwaití, pide a Bagdad que "se abstenga de provocar a sus vecinos árabes". A insistencia de Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos, "invita a Irán" a no interferir en los asuntos del primero y a devolver las tres islas ocupadas al segundo.

Acuerdo turco-israelí

El comunicado expresa asimismo "preocupación" por el acuerdo militar turco-israelí pero, lejos de condenar a Ankara, como buscaba insistentemente Siria, que sufre la pinza que le han hecho turcos e israelíes, la insta a "reconsiderar ese acuerdo para no comprometer la seguridad de los árabes".

El texto ha sido indudablemente edulcorado, reina la moderación y la unión, y tiene como principal objetivo tender a Israel una mano para que continúe por la senda de la paz. En este camino de unidad interárabe se decidió también la creación de un Tribunal de Justicia árabe, de un mecanismo para prevenir los conflictos interárabes y de otro para impulsar el comercio, por no hablar de la propuesta libia sobre el proyecto de los Estados Árabes Unidos.

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