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Mubarak asegura que la cumbre árabe de El Cairo no va contra Netanyahu

"Ni amenazas, ni advertencias. Lo que esta cumbre pretende es dar un mensaje claro a Israel para que respete el proceso de paz". Con estas palabras, el ministro de Exteriores egipcio, Amr Musa, daba por zanjado cualquier intento de convertir la primera reunión en casi seis años de la Liga Árabe en un paso definitivo hacia el distanciamiento con el nuevo primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, también advirtió que la cumbre en la que los árabes cerrarán filas "no va contra nadie". Siria no logró su objetivo de reanudar el embargo económico contra Israel.

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Musa destacó que en la reunión a puerta cerrada celebrada ayer por los jefes de la diplomacia de los 21 países de la Liga Arabe -Irak no ha sido invitado- se alcanzó una "unanimidad absoluta" en cuanto a que es "irrenunciable" el principio de "paz por territorios" alcanzado en la Conferencia de Madrid de 1991."No queremos tomar ninguna decisión drástica", añadió Musa durante una conferencia de prensa en la que abundó más la zanahoria que el palo y en la que se puso de manifiesto que el mundo árabe está interesado en "dar una oportunidad" a los nuevos dirigentes del Likud para que no abandonen un "proceso sincero y justo". "No es un proceso", continuó Musa, "que apoyemos sólo los árabes, también lo respalda, como han puesto de manifiesto las elecciones, casi la mitad de la sociedad israelí".

El ministro egipcio reiteró la "preocupación" que ha despertado en la comunidad árabe el discurso inaugural de Netanyahu, "lleno de noes" a cuestiones básicas para proseguir cualquier negociación, e indicó que la cuestión de Jerusalén, el regreso de los refugiados palestinos, el desmantelamiento de los asentamientos judíos y la devolución de los territorios ocupados en la guerra de 1967, en los que se incluyen los Altos del Golán (Siria), se encuentran entre los temas recogidos en la agenda de trabajo de esta cumbre, que finalizará mañana con un comunicado que recogerá la actitud del mundo árabe ante la nueva situación política israelí.

Al menos 13 jefes de Estado y tres príncipes herederos se encuentran ya en El Cairo o han anunciado su asistencia a la cumbre que comienza hoy a las once de la mañana (las diez en la España peninsular). Los demás miembros de la Liga Árabe han enviado a sus ministros de Exteriores o jefes de Gobierno. Sólo Somalia está representada por su embajador en Egipto. La diplomacia egipcia, que en los últimos años se ha visto relegada ante el avance de Jordania, Palestina y Siria, ha recuperado en esta convocatoria su papel de puente entre Israel y el mundo árabe.La carta de Washington

Banderas de los países asistentes engalanan la avenida del aeropuerto y Hosni Mubarak recibe al pie del avión uno a uno a los jefes de Estado que han atendido su invitación. Para Egipto este evento representa una vuelta al papel de vanguardia jugado desde los tiempos de Annuar el Sadat, cuando se convirtió en el primer país árabe en sellar la paz. con su vecino judío. Juega además la carta norteamericana, en un momento en que Washington precisa para su estrategia en Oriente Próximo que domine la moderación entre los árabes hasta que se clarifique la nueva situación política israelí. Por esa razón Mubarak se apresuró ayer a expresar su convicción de que Netanyahu no va a desviarse del camino hacia la paz en la región y respetará los acuerdos de Israel con los palestinos.

En Damasco, sin embargo, la prensa se hacía eco de la postura mucho más rígida del régimen sirio y señalaba que hay que estar preparado para impulsar el proceso de paz, pero también para la guerra. El presidente sirio, Hafez el Asad, uno de los impulsores de la cumbre, quería que ésta hubiera servido para poner fin a la decisión unilateral tomada por las monarquías del Golfo en 1994 de acabar con el embargo impuesto a las compañías extranjeras que negocian con Israel, una medida que, supuestamente, continúa en vigor en el resto de los países árabes. Pero, según fuentes diplomáticas, las presiones ejercidas por Washington para que no se dé ningún paso contra Israel que más tarde se pueda lamentar, han favorecido el triunfo de las tesis moderadas que encabezan Jordania y Egipto y que defienden que "antes de arremeter contra Netanyahu hay que dejarle hacer".

Amr Musa indicó que además del proceso de paz árabe-israelí también está previsto que se traten "temas interárabes", o lo que es lo mismo, los múltiples conflictos que hacen irrisorio hablar de unidad del mundo árabe.

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