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Aznar dice que su empuje a la modernización económica "no tiene parangón en la historia reciente de España"

José María Aznar tiene una buena opinión de la labor que ha llevado a cabo al frente del Gobierno desde hace algo más de un mes. "Digo con satisfacción que no existe parangón en la historia reciente de España de un impulso de modernización económica como el que se ha producido en las últimas semanas en el país", afirmó en una conferencia de prensa con el presidente de la Comisión Europea, el luxemburgués Jacques Santer. Ambos acudirán el 21 y 22 de este mes a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) en Florencia, un foro en el que Aznar se estrenará.

Sin que nadie se lo preguntase, Aznar no resistió la tentación de recordar el paquete de medidas liberalizadoras y fiscales que el Consejo de Ministros adoptó el día 7 y que, según él, está siendo "extraordinariamente bien recibido por los ciudadanos".Desde la Guerra Civil, la economía española ha conocido varios planes de modernización. El primero fue el de estabilización de 1959; los Pactos de la Moncloa supusieron en 1977 algunas pequeñas reformas estructurales; a mediados de la década pasada se llevó a cabo una gran reconversión industrial, y el Tratado de Adhesión a la Comunidad llevó consigo, a partir de 1985, la mayor apertura económica de un país industrializado, paralelamente a Portugal, en tan breve periodo de tiempo, según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico.

El Ejecutivo, prosiguió Aznar, está cumpliendo y ahora les toca jugar a empresarios y sindicatos, a los que incumbe una "grave responsabilidad". Deben no sólo dialogar, sino también llegar a acuerdos "que sean útiles para la generación de empleo", que es lo que piden los ciudadanos.

Aznar y su huésped dedicaron los 40 minutos de su entrevista a la cita de Florencia, que, confían, no se convierta en "un gran debate sobre las vacas locas", afirmó el presidente español. "Espero", añadió Santer, "que la cumbre no sea también rehén de ese conflicto" causado por el embargo al que están sometidas las exportaciones de carne de vacuno británica y contra el que Londres protesta torpedeando la toma de decisiones en la UE. Sus deseos tienen escasas posibilidades de prosperar.

Para Aznar, la cumbre debería dar un impulso político a la negociación de un nuevo convenio europeo de extradición que armonice criterios entre los Quince suprimiendo los delitos políticos. Es "inaceptable", según él, que los diferentes mecanismos vigentes en cada Estado miembro "dificulten la lucha contra el terrorismo": "Es elemental que sólo el hecho de pertenecer a una banda armada conlleve la extradición".

Santer, que el miércoles estuvo en Washington, señaló que ha pedido al presidente Bill Clinton que aplique con flexibilidad la Ley Helms-Burton, que refuerza el embargo contra Cuba. De lo contrario, advirtió, la relación entre la UE y EE UU "resultará gravemente perjudicada".

Víctimas políticas de la encefalopatía espongiforme

La enfermedad de las vacas locas no ha causado entre los españoles ningún muerto, pero ha hecho rodar dos cabezas. La primera fue, a principios de mes, la de Fernando Mansito, un director general adjunto de la Comisión Europea, que dejó de presidir el Comité Veterinario; la segunda, el viernes, la de Agustín Piedrabuena, un subdirector que representaba a España en ese comité.Mansito es afín a los socialistas mientras Piedrabuena es militante popular. Ambos se opusieron a levantar parcialmente el embargo al que están sometidas las exportaciones de carne de vacuno británico a causa de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) que padecen sus vacas y opinaban que no había que anteponer criterios políticos a los sanitarios.

El presidente José María Aznar desconocía la suerte que su ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, había hecho correr a Piedrabuena, pero el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, intervino en la rueda de prensa para explicar que no había podido acudir, el viernes, a la reunión del Comité Veterinario. Fue su primera ausencia en tres años.

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, aseguró que, ante la importancia del asunto a tratar, era preferible que el Comité fuese encabezado por el jefe de Mansito. Lo presidió Guy Legras y cambió el voto.

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