El pulso de los deportados
La policía francesa desarticula la campaña de ETA que propaga la imagen de los "vascos sin patria"
Salvo en lo que se refiere a Santo Domingo, donde oficia el interlocutor nominal de ETA Eugenio Etxebeste, el grifo de los dineros españoles destinados a la manutención de los presuntos activistas trasladados a países africanos y del Caribe ha empezado a cerrarse. Abandonados a su suerte, sin ese dinero que se entregaba a los países de acogida y a ellos mismos, buena parte de los 44 etarras deportados a Cabo Verde, Sao Tomé y Príncipe, Argelia, Venezuela, Panamá y Cuba han optado por iniciar el camino de regreso y no parece que las autoridades de esos países les hayan puesto demasiados reparos. "Qué verde es Euskadi", exclamaron casi al unísono los integrantes de la avanzadilla nada más pisar la tierra vasca, aunque francesa, del departamento administrativo de los Pirineos Atlánticos. La frase no es precisamente original, pero se puede entender en aquéllos que han vivido los últimos siete u ocho años envueltos en el paisaje lunar caboverdiano.En Bayona, de cuya catedral fueron desalojados el viernes, la puesta en escena estuvo a la altura de las grandes acontecimientos. Abrazos emocionados de los familiares, buena cobertura de HB y de la organización de acogida Anai-Artea, la inestimable presencia del obispo francés Jacques Gaillot -incondicional de la causa del "derecho de los vascos a vivir en su país"-, discursos, referencias al momento "histórico", los vivas de rigor, ikurriñas, muchas ikurriñas, y finalmente, policía, mucha más policía.
Alentados por las terminales de su organización, diez de estos deportados han protagonizado el primer capítulo de un guión más ambicioso destinado a pulsar la respuesta de los Gobiernos español y francés y a propagar la imagen de los "vascos sin patria". En palabras del ministro de Interior Jaime Mayor Oreja, se trata de "un montaje propagandístico para crear la impresión de que estamos ante un conflicto internacional". Si hay que creer a los altos responsables de Interior, el Gobierno no tiene interés alguno en entrar al trapo de ese desafío pero, llegado el caso, está convencido de que a poca firmeza francesa que haya, "el tiro les va a salir por la culata". Aunque quedan otras piezas por jugar, la irrupción de la policía francesa en la catedral de Bayona en la tarde del viernes parece avalar ese juicio.
El desafío puede costarle caro a los deportados que tengan causas pendientes en España por mucho que estos días hayan proclamado que vienen "con todas las consecuencias y para tirar hacia adelante", y por mucho que hayan hecho declaraciones del estilo de "yo ahora me siento vivo. En mí está fluyendo la sangre otra vez y voy donde haga falta y aguanto lo que me echen". Más allá del fervor militante redescubierto al calor del recibimiento, de la retórica, de la euforia y el voluntarimo, el mundo de ETA preserva cuidadosamente su propia seguridad. No por casualidad, ninguno de los deportados que se encontraban en la catedral de Bayona cuando penetró la policía francesa tiene causas de relevancia pendientes en España. Por parte del Gobierno español, el planteamiento es muy simple. "El que no tenga causas que se vaya a su casa, el que tenga asuntos pendientes deberá ser conducido ante la justicia española, no tenemos mayor interés en entrar en ese asunto y hacerles el caldo gordo a sus intereses propagandísticos, no es esencial, no es prioritario para nosotros", indican responsables de Interior.
En contra de lo que sustentaron algunos dirigentes del PP cuando estaban en la oposición, el Gobierno no está ahora interesado en traer a España a toda costa a todos y cada uno de los presuntos activistas asentados en países latinoamericanos. "¿Para qué vamos a traer a un tipo que lleva 10 años fuera de todo activismo, que se ha casado con una venezolana, por ejemplo, y que lleva una vida normal? Los únicos que nos interesan y los que vamos a reclamar son aquéllos que pueden tener que ver con la ETA actual", aseguran las mismas fuentes.
También para este Gobierno, la excepción al abandono de la política de mantenimiento seguida con los deportados sigue estando en Santo Domingo. Aunque se comparte la idea de que Eugenio Etxebeste Antxon no desempeña un papel relevante en ETA pese a su condición de interlocutor oficial de la organización terrorista, el Ejecutivo no está decidido hoy por hoy a traerlo a España. "Vamos a planteárnoslo, pero tampoco vamos a coger un avión del Ejército español para traerlo aquí", indican los altos responsables de interior.
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