Adiós a un luchador
Ha sido un técnico de la palabra. La ha utilizado con rigor y austeridad, tal como ha sido su vida de rigor y compromiso. Conocedor de Wittgenstein, sabía que la mejor manera de corromper el significado de las palabras es la incoherencia en los hechos. Por eso, y utilizando la Biblia, podríamos decir que suvida ha sido una auténtica "celebración de la Palabra". Empleo esta imagen porque su itinerario intelectual y humano está profundamente marcado por la experiencia de, la fe. La vive primero de la mano de Thomas Merton. Queda cautivado por el sentido del Absoluto de Kierkegaard. De ahí quizá también aquella tan bella y heterodoxa interpretación que hace de Nietzche como otro extraño buscador del Absoluto. Introduce luego la lectura de Walter Benjamin: "El único medio para conseguir la libertad es la evocación del sufrimiento del mundo y no la idea banal e irresponsable del progreso ilimitado de la humanidad que no tiene presente a la víctima".Una fe en la que le sobraban los adjetivos. No le gustaba la expresión teología de la liberación. Toda teología, si es verdadera explicación de Dios, conduce a la liberación. La teología que esclaviza no es auténtico tratado de Dios. Como tampoco le gustaba la expresión "cristianos por el socialismo". Todo cristiano, si lo es de verdad, debe oponerse a las causas estructurales de la injusticia. En el desierto del pensamiento teológico de hoy y en el alejamiento de la iglesia de los pobres Valverde fue un verdadero teólogo y cristiano por el socialismo.
Por eso, en él compromiso en la fe y compromiso ético con la humanidad que sufre son una misma cosa. Siempre le hemos tenido al lado de aquellas causas, que algunos consideran perdidas y que. quieren decir solidaridad y transformación radical: fundador de la Casa de Nicaragua en Barcelona y amigo de sandinistas cuando muchos lo eran y también cuando muchos ya no lo son, o defensor empedernido de Cuba como un signo de protesta mundial contra el imperio. Amigo de los que se sentían amigos de los desheredados: Manolo Sacristán, Comín, García Nieto, Diamantino... José María, amigo, siempre estarás con nosotros.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.