El perfecto idiota latinoamericano
Plinio Apuleyo Mendoza, chispeante novelista colombiano, Carlos Alberto Montaner, paladín de la libertad cubana, y Álvaro Vargas Llosa, el corresponsal de ABC en Londres, han escrito al alimón un tratado de higiene política titulado Manual del perfecto idiota latinoamericano. Los autores me han prometido aplicar el mismo corrosivo humor a la subespecie española de los revolucionarios a la violeta. El libro va precedido de una presentación de Mario Vargas Llosa senior, quien explica que el destinatario de la sátira no es el tonto de nacimiento sino el idiota ideológico, el señorito socialista, el social-demócrata demodé, el anti-yanqui visceral, el excomunista impenitente.
Apenas recorrí los títulos de los capítulos del Manual empecé a reír: "Somos pobres, la culpa es de ellos"; "Crear dos, tres, cien Vietnams"; "El fusil y la sotana": ante mis ojos se alzaban imágenes desaforadas de Raúl Prebisch, del Che Guevara, de los etarras vascos. El texto abunda en hallazgos y agudezas. El capítulo "¡Qué linda es mi bandera!" comienza señalando la ironía de que el nacionalismo, una filosofía francesa cuyo objetivo es justificar "el aislamiento de una nación con respecto a las otras" sea tan internacional y 11 se haya colado por las fronteras sin respetar los aranceles mentales". La lista de "Los diez libros que conmovieron al idiota latinoamericano" es hilarante y me trae el tufo del Mayo francés del 68. El index ex purgatorius de frases idiotas al final del libro, incluidas las que pronunciaran los tres autores y el prologuista en sus tiempos de entusiasmo revolucionario, podría transformarse en un divertido juego de sociedad:
-¿Quién dijo que "La libertad de mercado es el zorro libre con las gallinas libres?".
-¿De quién es la frase "Stalin, Capitán / los pueblos que despierten, junto a tí marcharán?".
-¿De qué boca salió la greguería de que "El gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas no es nicapitalista ni comunista sino todo lo contrario?".
El idiota latinoamericano ha contagiado a numerosos bienpensantes españoles. Vean la forma en que los medios de comunicación de nuestro país han presentado la ley Helins-Burton. La impresión que han dado es que esa disposición americana busca sancionar a todas las empresas y compañías que inviertan en Cuba. Esto es falso de toda falsedad y el error es una típica idiotez latino-hispano-americana.
La ley Helins-Burton contiene en lo fundamental tres clases de medidas. Primero, reordena y codifica todas las medidas de embargo vigentes en la actualidad, hasta tanto Fidel Castro no convoque elecciones libres en Cuba (al idiota latinoamericano no le gustan las elecciones libres si hay probabilidad de que las gane la derecha). Segundo, expresa el sentir del Congreso de los Estados Unidos de que el presidente, antes de permitir de nuevo las remesas familiares y las visitas de parientes ' a Cuba, consiga que el gobierno cubano "permita el funcionamiento sin trabas de los pequeños negocios, ponga fin a las sanciones a la salida de refugiados de la isla, libere a los presos políticos, y reconozca el derecho de asociación" (el idiota latinamericano cree que es en los Estados Unidos donde no se respetan los derechos humanos). Tercero, permite que la Administración y los damnificados tomen medidas contra las compañías extranjeras que adquieran del gobierno cubano propiedades expropiadas sin indemnización a ciudadanos de los Estados Unidos (el gobierno español no ha conseguido que Castro indemnice a los propietarios españoles expropiados).
Si a usted le parece mal que se sancione a quienes compran bienes robados, es usted un idiota (latinoamericano).
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