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Hallazgo de 12.000 kilos de productos tóxicos en otra nave de Fuenlabrada

El Juzgado de lo Social 29 de Madrid ordenó ayer a la Consejería de Medio Ambiente la retirada inmediata de los, al menos, 12.000 kilos de sustancias tóxicas -algunas con un fuerte poder corrosivo e inflamable- descubiertos hace sólo unos días en una fábrica abandonada de Fuenlabrada (160.000 habitantes). Otra nave de Fuenlabrada, donde en mayo se descubrieron 22.000 kilos de tóxicos, tiene ahora el récord de la región de vertidos incontrolados. No obstante, la cifra de este último hallazgo puede ser aún mayor cuando se analice si son tóxicos otros 10.000 kilos de productos descubiertos también en esta fábrica, frecuentada por "niños, chatarreros e indigentes", según fuentes de la investigación. La fábrica está situada en el polígono industrial Codeín, y fue precintada el pasado 23 al observar la Guardia Civil y la policía el polvorín que había en su interior. Además de cientos de sacos y bidones con residuos tóxicos, en el subsuelo de la fábrica, que cerró en 1993 tras declararse en quiebra, hay un depósito del que, según el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Getafe, que investiga el caso, sale un fuerte olor a "gasóleo".PASA A LA PÁGINA 5

Idéntica actividad

Carlos Mayor Oreja ordena a sus técnicos que analicen los productos tóxicos hallados

Este nuevo hallazgo se ha producido en una fábrica, denominada Albo, que cayó en quiebra en 1993 y que está situada en el número 46 de la calle de Eduardo Torroja del polígono industrial Codeín de Fuenlabrada. La única similitud entre Albo y Kurtipiel es que ambas tenían idéntica actividad, el curtido de piel.El Seprona inició las diligencias a raíz de que la Policía Local de Fuenlabrada le informase de que había inspeccionado las instalaciones de la nave tras ver salir de ella a "un grupo de niños".

En fuentes de la investigación se sospecha que, recientemente, alguien ha sustraído de la fábrica "sacos que contenían sustancias" muy peligrosas para la salud. La policía ha colocado una cadena y un candado en el acceso a la fábrica y ha estrechado la vigilancia. Vecinos de la zona indicaron ayer que los agentes suelen utilizar mascarillas para acceder a las naves.

Tras declararse en quiebra esta industria, sus naves fueron embargadas y entregadas por el juzgado número 29 a su actual propietario, el Fondo de Garantía Salarial. Pero este organismo estatal, actual propietario de las naves, no quiere "tomar posesión efectiva" de ellas hasta que sean retirados los productos tóxicos que hay almacenados en su interior. De ahí el oficio enviado ayer por la juez a Medio Ambiente para que proceda a su retirada.

El Juzgado de lo Social 29, que posee las llaves de la industria, esperaba ayer que la Agencia le informase del día y hora en que se iban a retirar esos productos.

La industria posee dos naves, en las que, al mediodía de ayer, había 29 sacos que contenían un total de 725 kilos de hiposulfito sódico (sustancia corrosiva, tóxica e irritante, según la Guardia Civil); 300 litros distribuidos en bidones de una sustancia aún no identificada; 275 litros de sulfuro de sodio (sustancia muy corrosiva); 30 sacos con 750 kilos de una sustancia denominada Sellasol; un bidón con 50 litros de tartrato emético (que produce vómitos, y en cuya etiqueta figuran los símbolos de que se trata de una sustancia tóxica, inflamable y corrosiva); 3.000 kilos de colorantes y tintes, catalogados como irritantes.

Y no sólo esto: el patio de la industria, que carece de techo, cobijaba ayer 104 bidones con 6.240 litros de amoniaco y formol, sustancias ambas muy irritantes, tóxicas y corrosivas; y otros 55 bidones con 6.660 litros de una sustancia llamada Astominia.

Además de todas estas sustancias, la Guardia Civil ha descubierto un depósito subterráneo en la empresa que puede ser un auténtico polvorín. Aún no se ha examinado qué hay dentro, pero el olor indica que puede tratarse de gasóleo.

La Guardia Civil tiene previsto elevar un informe a la Administración, para que actúe, por entender que el abandono de tales sustancias pueden constituir una infracción a la ley que regula la utilización y control de los productos tóxicos, como los hallados ahora.

El anterior propietario de esta empresa, que vive en la localidad de Pozuelo de Alarcón, se desentendió de ella al declararse en quiebra.

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