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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Aznar en Marruecos

JOSÉ MARÍA Aznar ha elegido Marruecos para su primer desplazamiento oficial al extranjero como presidente del Gobierno. Sigue así los consejos de su predecesor y consolida lo que constituye una tradición para gobernantes o ministros de Asuntos Exteriores que se estrenan en el cargo. El viaje que inicia hoy Aznar refleja ante todo un mensaje político de prioridad y de continuidad de una política sensata: Marruecos es un país muy importante para España. Pero tan importante o más es España para Rabat.La decisión de Aznar es una apuesta de futuro. Afortunadamente. Pues, mirando al pasado, cabe recordar que el Partido Popular ha hecho muchas cosas para dificultar las relaciones con éste vecino del sur. En 1992 criticó con dureza el Tratado de Amistad Hispano-marroquí. En noviembre del año pasado, al calor de la disputa sobre la pesca y las frutas y hortalizas, logró que el Congreso aprobara una moción de rechazo -pronto olvidada- al acuerdo de asociación de la Unión Europea con Marruecos. Ya tras las elecciones, el PP se planteó como prioridad la asistencia de Aznar a una reunión en Melilla de los presidentes de las comunidades autónomas gobernadas por ese partido, lo que hubiera generado un clima de tensión entre el Gobierno y el monarca alauí.

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Aznar quiere impulsar las relaciones con Marruecos en su primer viaje oficial

En materia de política exterior, el ejercicio del poder educa. Marruecos es un país clave para España, por razones de vecindad, de intereses económicos -somos su tercer socio comercial y tenemos importantes inversiones-, de contención del auge de fundamentalismo islámico antioccidental o de migración. En los últimos años, esté eje de la política exterior española se ha visto enriquecido en una dimensión europea que ha quedado realzada por el proceso que se abrió con la Conferencia Euromediterránea y que ambos países quieren impulsar, si bien Marruecos no renuncia a su especificidad en sus relaciones con Europa.

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Dada la proximidad de la última cumbre bilateral hispano-marroquí, celebrada en febrero y que ha fijado la agenda de avance para los próximos tiempos, no cabe esperar demasiados resultados concretos de este viaje. Entre otros temas previstos, Marruecos y España deben ahora crear comités de enlace, poner en marcha el teléfono verde entre ambos Gobiernos, y hacer arrancar el Comité Averroes, cuyo objetivo es mejorar, desde las respectivas sociedades civiles, la percepción mutua. Junto a esto, hay mucho de que hablar en el terreno económico y financiero, de emigración o de drogas, y poner sobre la mesa la solución de algunas cuestiones como los enlaces por mar entre Marruecos y España.

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