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FERIA DE CÓRDOBA

Por encima de los toreros

El encierro que envió a Córdoba el Marqués de Domecq estuvo por encima de los toreros, de los subalternos y de la autoridad competente, con sitio en el palco, que aún no se explica cómo le concedió la segunda oreja a El Tato, que se pidió con fuerza desde los tendidos despoblados; y con la presencia de un público triunfalista, sobre todo durante la lidia del quinto novillote al que pidió la vuelta al ruedo. El presidente, Diego Márquez, la concedió y tuvieron que sacar al animal del desolladero para premiarle no sé sabe todavía muy bien el qué.La corrida tampoco fue para tirar cohetes, pero sí es cierto que la mayor parte de los animales se fueron al otro mundo con las orejas puestas, a excepción del segundo de El Tato, que dejó las dos en este otro mundo. Tan fue así, que un aficionado le gritó a Emilio Muñoz desde un palco que se le había ido un gran toro, en este caso el primero. Muñoz, en lugar de reconocer tan acertada conclusión, se encaró con su interlocutor. En su segundo, en el que pidió disculpas por su acción, tampoco hizo nada. En ambos estuvo hecho un petardo con la espada.

Domecq / Muñoz, Tato, Tomás

Toros del Marqués de Domecq, justos de fuerza, nobles; los tres últimos anovillados. Al 5º se le dio la vuelta al ruedo. Emilio Muñoz: bronca; aviso y división. El Tato: leve petición y vuelta; dos orejas; salió a hombros por la puerta grande. José Tomás: palmas en los dos. Plaza de los Califas, 26 de mayo. 2ª corrida de feria. Menos de media entrada.

La lidia fue mala por lo general. Ningún toro se puso en suerte y todos entraron al relance a su encuentro con el caballo. Quien puso un poco de orden fue El Tato, al que su primer enemigo no le dejó colocarse. A punto estuvo de llevarse una oreja por la estocada que recetó. Con su segundo, un novillote noble y de boyante embestida, El Tato dibujó algunos muletazos, pero la mayor parte de ellos siempre sacándose el toro hacia fuera, metiendo pico. Un pase de pecho y unos ayudados sí son dignos de mención, así como la estocada. La petición de la segunda oreja fue unánime y el presidente la concedió. Y para desagraviar al toro le premió con la vuelta.

José Tomás estuvo ayer en Córdoba muy verde. No llevó emoción a los tendidos. Le tocó el peor lote del encierro.

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