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Un fontanero mata a martillazos a su mujer y su hijo de tres años en un pueblo

El Álamo (3.100 habitantes) tuvo ayer un negro amanecer. Manuel Sánchez Muñoz, fontanero e 36 años, había matado por la noche a su esposa, Elisa Cortés Ortega, y a su hijo Rafael, de tres años. Lo hizo, según las primeras versiones, con un cuchillo y un martillo. El motivo permanecía ayer en la oscuridad. Tras el terrible crimen, el hombre cogió de la mano a la hija del matrimonio que se había salvado y acudió a casa de su hermana para confesar que había matado a su esposa. Nada dijo de su hijo. Pero cuando la Guardia Civil, aún de madrugada, entró en la casa baja de la calle del Río Tormes, 3, descubrió en el cuarto de baño a la otra víctima. El cadáver de la mujer fue hallado en la habitación del matrimonio. Yacía sobre la cama.¿Qué pasó? Los vecinos de El Alamo habían visto a Manuel el jueves por la tarde en actitud "normal". Uno de los vecinos, Pablo Alonso, comentaba ayer: "Ha sido algo extraño. Él era del pueblo y un poco cabecita loca, pero buen chaval. Su mujer era normal, sencilla. Él un poco despreocupado, sobre todo para las cosas del trabajo, pero no andaban mal de dinero". Sánchez regentaba una fontanería con su cuñado.

PASA A LA PÁGINA 3

"Manuel no está enfermo", dice la hermana del parricida

VIENE DE LA PÁGINA 1"Mi hermano no está enfermo. Lo que ha pasado es lo que saben", dijo ayer la hermana de Manuel Sánchez. La mujer, desbordada, no quería hablar más: sólo unas horas antes había recibido de su hermano las llaves y una terrible confesión.

En el pueblo tampoco aportaban más datos sobre el detonante de la tragedia. "No era muy constante en el trabajo, pero no por vago, sino por su carácter alegre. Nunca nos podíamos haber imaginado un crimen como éste", comentó un vecino.

Manuel, de hecho, era un hombre muy popular en El Álamo. Había heredado un negocio familiar y su empresa funcionaba muy bien, informa Luis Fernando Durán. Nunca le faltaba trabajo e incluso repartía entre los vecinos del pueblo gorras con propaganda de su fontanería. "Era una persona normal y muy cordial", explicó un amigo del bar Montecarlo. Para todos" El Polín, así le llamaban sus vecinos, era un hombre simpático y que no había padecido nunca problemas mentales. "Todos creíamos que estaba bien de la cabeza, pero para hacer lo que ha hecho algo gordo le ha pasado", comentó una vecina.

Otros amigos afirmaban que Manuel Sánchez estaba muy unido a su hijo de tres años. "Le quería mucho e iban juntos a muchos lugares", señaló un pariente lejano. Según los vecinos, la pareja no había sufrido nunca ningún problema serio.

El parricida se casó con su mujer hace 10 años. La esposa, era natural de Calipo (Toledo). A esta localidad fue trasladada la hija de ambos de ocho años para pasar estos días en casa de sus abuelos maternos.

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