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Yeltsin estudia destituir a Grachov durante su visita a Chechenia

El sillón de Pável Grachov, ministro de Defensa ruso, se está tambaleando con inusitada fuerza y en cualquier momento puede volcarse y hacer caer al más antiguo miembro del Gabinete del presidente ruso, Borís Yeltsin, quien recibe casi a diario el consejo de destituirle. Tal medida, según los expertos, haría ganar muchos votos a Yeltsin en las elecciones del 16 de junio. Según Nezavisimaía Gazeta, Yeltsin ya ha tomado la decisión de librarse del impopular general y ha decidido quién será su sucesor."Si Yeltsin echa ahora a Grachov, el agradecimiento del Ejército significará cientos de miles de votos adicionales (...) Yeltsin tiene una oportunidad única: horrorizarse durante su visita a Grozni por lo que vea, comprender lo que le decían desde hace año y medio y anunciar el cese del ministro. Entonces, el efecto propagandístico de la visita aumentará", escribía recientemente Itogui, nueva revista del grupo financiero Most, que se, edita con la colaboración de la norteamericana Newsweek.

De creer a Nezavisimaia Gazeta, la decisión ya está tomada y Yeltsin anunciará el cese de Grachov durante su visita a Chechenia, que probablemente realizará el 3 o 4 de junio. La anónima fuente del Kremlin citada ayer por Nezavisimaia asegura que ya existe un decreto con el nombramiento del nuevo ministro de Defensa: Borís Grómov, el general que comandó la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán.

Una de las exigencias del economista Grigori Yavlinski, uno de los 11 candidatos a la presidencia, para pactar con Yeltsin es precisamente el cese de Grachov. Además, el mismo Yeltsin dijo el domingo que próximamente podría haber cambios ministeriales.

No es la primera vez que en la prensa rusa se anuncia el inminente cese de Grachov, pero ni los numerosos y sonados escándalos financieros en el Ministerio de Defensa, ni el fracaso de la operación chechena a fines de 1994, ni la incursión de los guerrilleros en la ciudad rusa de Budiónnovsk el pasado verano hiceron caer al poderoso general.

Por eso, sería prematuro afirmar que la suerte de Grachov está decidida. Primero, tiene todavía dos semanas para convencer a Yeltsin de que es irreemplazable. Y segundo, cambiar la jefatura de este ministerio clave es una empresa arriesgada que debe llevar aparejada otros cambios en la cúpula del Ejército.

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