El disputado Sol de Filipo el Grande
Los funcionarios de aduanas macedonios sestean a mediodía en el paso de Medzitlija, 200 kilómetros al sur de Skopje. Una gran bandera griega ondea un poco más adelante. Un único camión procedente de Grecia espera a que su documentación sea despachada. El lugar está tan vacío como sólo puede estarlo una frontera que no se utiliza. En la cara tienda libre de impuestos instalada en tierra de nadie se aceptan muchas monedas, incluida la dracma, pero no el dinar macedonio.Pese al medio año transcurrido desde el fin del embargo comercial griego contra Macedonia, la situación dista mucho de haberse normalizado. "Por esta frontera cruzan alrededor de 10 camiones diarios, sobre todo de carbón y melaza", explica Hristo Inza, jefe del puesto macedonio. "La cosa es diferente en Bogorodica, el que lleva a Tesalónica. Por allí pasan más vehículos pesados".
Atenas cerró sus fronteras con Macedonia a comienzos de 1994. Los griegos reclamaban y reclaman el nombre de Macedonia para ellos y han forzado a su diminuto vecino del norte a cambiar su bandera -eliminando el Sol de Vergina, emblema, según Atenas, de Filipo el Grande- y a suprimir un artículo de la Constitución de Macedonia en el que se comprometía a velar por los "intereses de los macedonios de origen en países vecinos".
Secretos de frontera
Los funcionarios del lado griego, en Niki, miran con sospecha al periodista llegado de Skopje, su denominación para Macedonia. Sobre el techo de su barracón, un enorme sol de 16 brazos. Tras las oportunas consultas le informan de que es "secreto" el número de vehículos que cruzan la frontera. Los aduaneros de Atenas estampan un sello en inglés en la documentación de los camiones que llegan con matrícula de Macedonia, en el que se lee que Grecia no reconoce el nombre de Macedonia. Desde su reapertura en noviembre pasado sólo se han producido algunos incidentes menores entre automovilistas de los dos países.El 30% de las exportaciones macedonias -sobre todo minerales, verduras tempranas y cordero- pasaban por el puerto griego de Tesalónica. Durante el largo bloqueo, que según Skopje les hizo perder más de tres mil millones de pesetas mensuales, las mercancías tuvieron que dirigirse a los puertos de Durres, en Albania, y Burgas, en Bulgaria, sobre el mar Negro.
Macedonia, que teme sobre todo su estrangulamiento, planea ahora reforzar su sistema de transportes entre el este y el oeste, junto con Bulgaria, Albania y Turquía. Pero esta idea horizontal choca frontalmente con los intereses de Serbia y Grecia, que consideran imprescindible un seguro eje norte-sur entre Atenas y Belgrado hasta el corazón de Europa occidental.
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