La casta de su tío abuelo
Se hizo el paseíllo sin música y antes de deshacerse la formación se guardó un minuto de silencio a la memoria del gran maestro Luis Miguel Dominguín. Y ahí estaba, en el centro y desmonterado, su sobrino nieto Rivera Ordóñez, con la misma casta y orgullo torero de su glorioso antepasado, dispuesto a triunfar. Y a fe que lo consiguió, culminando con la salida a hombros por la puerta grande, esta vez de verdad. A toro levantado, recibió a su primero con dos largas afaroladas y unos lances prodigio de quietud y temple. Con la muleta, lo toreó por ambos pitones con aguante y verdad, en un trasteo emotivo, pero también inteligente, porque supo dar aire a un toro que lo necesitaba por su poca fuerza.
Arjona / Litri, Jesulín, Rivera
Toros de Hermanos Sánchez Arjona, desiguales de presencia, nobles y flojos. 4º hubo de ser apuntillado.Litri, oreja en el único que mató. Jesulín de Ubrique, oreja y ovación. Rivera Ordóñez, dos orejas y vuelta al ruedo a hombros, con salida por la puerta grande. Plaza Monumental, 12 de mayo. Más de media entrada.
Y para que nadie pensase que Rivera se había olvidado de su padre, Paquirri, entró a matar con gran arrojo, hizo la suerte a la perfección y colocó un estoconazo, desbordándose el entusiasmo. Hubo hasta petición de rabo.
El sexto acabó parado y mirón. Rivera le había hecho un excelente quite al delantal y, mientras el astado se medio dejó, muleteó con hondura y aguante. Otro estoconazo volcándose y triunfal despedida para el joven diestro.
La nobleza del primero sólo fue aprovechada de forma intermitente por Litri. Su segundo fue muy protestado por su invalidez. Intentos inútiles de muletear al pobre animal, que acabó acostándose y tuvo que ser apuntillado. Bronca a la presidencia y ovación en desagravio para el matador.
El segundo manseó en el tercio de varas, que fue un auténtico desbarajuste, pero llegó a la muleta con noble viaje. Jesulín lo templó en tablas y le bajó la mano más de lo que era necesario. Muy quieto por alto, exprimió al máximo las embestidas y lo mejor de su actuación fue una excelente estocada arriba. El quinto fue también noble y en principio repetidor. Jesulín llevó a cabo una faena de muy buen ver, que se vino abajo cuando se llevó el toro a tablas e insistió en el toreo por alto.
Babelia
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