España sigue a Alemania y Dinamarca en el despegue definitivo de la energía eólica

El consumo de electricidad de un millón de hogares españoles procederá de los molinos de viento de aquí al 2000. Son cálculos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), del Ministerio de Industria. Y es que la energía eólica ya ha despegado del terreno alternativo y experimental para entrar en el comercial. Los ambiciosos planes de Galicia, Aragón y Navarra, más los parques eólicos ya montados en Tarifa (Cádiz) y Canarias, han colocado a España en los puestos punteros de esta energía en Europa, tras las grandes apuestas, de Dinamarca y Alemania.

Ahora España cuenta con una potencia instalada de 115 megavatios repartida en 36 parques cólicos, según los datos de la Secretaría General de Energía. Añadiendo los proyectos en ejecución se alcanzará a finales de 1997 los 385 megavatios, lo que quiere decir que se multiplica por 50 la potencia que había en 1990. Con los planes existentes se Regará en el 2000 a los 1.700, lo que supondría en torno al 2% de la producción eléctrica total y una inversión de 200.000 millones.En ese despegue ha sido fundamental, según el análisis del IDAE, que se ha pasado de unos costes de instalación de 400.000 pesetas por kilovatio, hace 10 años, a los 150.000 de la actualidad; más el decreto del Ministerio de Industria que en 1995 estableció en 12,3 pesetas el precio del kilovatio hora eólico durante cinco años -es el precio que las compañías eléctricas deben pagar a los productores ajenos de energía-, lo que supuso un incremento de entre el 15% y el 20% respecto a las tarifas anteriores.

"España está viviendo una auténtica fiebre eólica. Creo que se ha llegado a exagerar nuestro potencial; pero, en cualquier caso, somos el país con más posibilidades de desarrollo de esta energía, más incluso que Alemania", resalta Enrique Fernández Mato, director general de Made, filial de Endesa volcada en el viento. Antonio Martínez, presidente de Ecotécnia, empresa catalana especializada en aerogeneradores, también cree que Aragón y Galicia han sobrevalorado la fuerzas de su viento; aun así, reconoce que España tiene junto a Alemania las mejores condiciones de mercado, aunque el apoyo del Gobierno alemán es todavía mayor. El IDAE estima. que el potencial eólico de España, puede alcanzar -sería su tope- hasta un 10% de toda la producción eléctrica nacional.

Con este panorama, los buenos aires de España se han convertido en un apetitoso caramelo para grandes empresas nacionales, como Endesa y Unión Fenosa, y extranjeras, sobre todo danesas y alemanas -como Vestas, Tacke, Enercon, Micon Nordtank-. La llegada estadounidense se ha frenado, tras la agresiva entrada de Kennetech, porque a esta empresa se le han roto varias palas en Tarifa.

En España, Andalucía, con 70 megavatios, se lleva el 60% de la energía eólica instalada. Le sigue Canarias, con 27 megavatios. Sin embargo, las mayores perspectivas de crecimiento, de acuerdo con los planes estratégicos elaborados por sus respectivos Gobiernos, se sitúan en Galicia, Aragón y Navarra. Los más, de 2.000 megavatios que ha previsto la Xunta gallega en 10 años llevan a pensar tanto en un futuro halagüeño para la energía eólica con el PP en el Gobierno nacional, como en cierta falta de realismo, pues lo que en verdad se está ya poniendo en marcha son 60 megavatios. El Gobierno de Navarra baraja cifras más modestas -220 megavatios-, pero con un plan de desarrollo más concreto, ya que ha creado una empresa mixta junto a Iberdrola, en la que Gamesa, con tecnología danesa, se hace cargo de implantar los molinos.

Frente al desembarco danés y alemán, las empresas españolas ya asentadas -Made, Ecotécnia, Abengoa- se han hecho fuertes y subrayan que la tecnología nacional es tan buena como la de fuera.