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Major admite ante KohI que no ganaría hoy un referéndum sobre la moneda única europea

El menú contenía carne de vaca por partida doble. En el almuerzo ofrecido por el primer ministro John Major a su homólogo alemán, Helmut Kohl, y en el orden del día de la minicumbre germano-británica que se desarrolló ayer en Londres, con un fondo de intensa tormenta antieuropea desatada en el propio Partido Conservador. Major reconoció ante Kohl el escaso interés de su país en unirse a la moneda única. "No ganaríamos hoy un referéndum sobre el tema", dijo el primer ministro británico, "pero tampoco está previsto que se plantee la cuestión en estos momentos".

Kohl ingirió los medallones de buey Aberdeen Angus acompañados de verduras y patatas sin rechistar, pese a que el menú ofrecía otra alternativa, proporcionando argumentos a los que quisieron ver en su actitud más que un detalle de cortesía un mensaje cifrado de que Alemania está dispuesta a suavizar su postura de rechazo a la carne de vacuno británica. Sin embargo, el canciller no quiso pronunciarse sobre el tema y se limitó a pedir a los negociadores en Bruselas que tomen una decisión cuanto antes.En lo que respecta a la agenda europea de Kohl, lo tocante a la moneda única, la ampliación de la Unión Europea (UE) y la defensa común hubo un diálogo cordial, según resaltaron ambos mandatarios en conferencia de prensa, pero nada indica que hubiese progresos. En realidad, el canciller alemán acudía con escasas esperanzas de encontrar eco a su petición de que el Reino Unido transforme su escepticismo en entusiasmo y apoye la fecha de 1999 como el punto de partida de la integración monetaria total.

Kohl, el líder europeo con más años de oficio, tiene puestas sus esperanzas en el previsible cambio de Gobierno que se producirá en el Reino Unido en las próximas elecciones generales en mayo de 1997 a lo más tardar. Entre tanto, se trata de guardar las formas, de lo cual dieron prueba ambos políticos, al calificar varias veces su relación de "excelente", y, en el caso de Kohl, elogiando repetidamente el papel del Reino Unido en el contexto comunitario.

El canciller había sido objeto de un recibimiento de altos vuelos, con pequeño desfile militar a cargo de la guardia real, al llegar al 10 de Downing Street, donde le esperaba Major. Sin embargo, todo el ceremonial del encuentro no podía ocultar la creciente hostilidad hacia Alemania, en su calidad de motor de la UE, que se percibe en el Reino Unido, convenientemente aireada por la prensa. En, los periódicos conservadores del domingo proliferaron los comentarios críticos hacia un país y un líder que podría, en palabras de un columnista euroescéptico, llegar a conseguir por la vía económica lo que no logró Hitler por la vía bélica.

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Hace menos de una semana, el propio Major hubo de salir al paso de las constantes críticas a la UE, y anunció en un discurso en la reunión anual del Instituto de Directores que el Reino Unido no abandonará la Unión por razones de estricto interés económico y político. Ayer, su ex ministro de Hacienda Norman Lamont le llevó la contraria, de elarando que no es necesario es trechar los lazos con los socios europeos para mantener el nivel (le prosperidad del país.Las divisiones en tomo a la cuestión europea no son nada nuevo en lo que los comentaristas políticos suelen calificar de jungla tory, pero a lo largo de la última semana el tono euroescéptico del partido ha alcanzado cotas nunca vistas durante el tormentoso reinado de Major. La crisis de las vacas locas ha procurado una excusa ideal a los sectores más nacionalistas de conservadurismo para culpar a Europa de la caída en picado del sector. Y decir Europa, en el Reino Unido, es referirse fundamentalmente al eje franco-alemán.

Dentro de este creciente clima de xenofobia, ayer se supo que más de 60 diputados conservadores están dispuestos a rebelarse contra la línea oficial del partido e incluir en sus respectivos programas con vistas a las próximas elecciones generales discursos contrarios a la moneda única y menciones a la necesidad de un referéndum antes de aceptar una unión más estrecha con la UE. El fantasma de una ruptura en las filas tories hubo de ser desmentido por el presidente conservador, Brian Mawhirmey.

Sin embargo, la perspectiva de una catástrofr similar a la del año pasado en las elecciones locales parciales de pasado mañana en Inglaterra ha atizado las especulaciones sobre un posible cambio de líder conservador antes de la prueba de fuego de las elecciones generales de 1997.

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