El PP adoptó desde la oposición compromisos estrictos sobre la estructura del Gobierno
En una veintena de años de oposición, el PP ha tenido tiempo de reflexionar y perfilar su modelo de Gobierno. También ha adoptado compromisos en la última fase, cuando la posibilidad de derrotar al PSOE estaba al alcance de la mano y los populares relacionaban algunos de los escándalos políticos con el estilo de gobierno de Felipe González y la conformación de su Gabinete. Entre las promesas más sonadas del partido de José María Aznar figuran las de incorporar como miembros del Ejecutivo a los secretarios de Estado, tasar el número de asesores, fijar en los Presupuestos del Estado de cada año el número de altos cargos y limitar los nombramientos de directores generales y gobernadores civiles -a partir de ahora, según el pacto con CiU, subdelegados provinciales- a funcionarios de carrera.
El diseño más completo y reciente presentado por el PP sobre cómo debería ser el Ejecutivo es la proposición de ley "del Gobierno y de la Administración del Estado" de 23 de junio de 1994, que fue rechazada. El proyecto era minucioso y ocupó 12 páginas del Boletín Oficial de las Cortes Generales. Aznar le concedió gran importancia y lo presentó como un anticipo de lo que sena una racionalización de la Administración central cuando los populares llegaran al poder.El primer compromiso serio aparecía en el capítulo dedicado al Gobierno. "Se compone del presidente, del vicepresidente o vicepresidentes, en su caso, de los ministros [según el programa electoral, los ministerios se reducirán a 14] y de los secretarios de Estado". Esta consideración de los secretarios de Estado como "órganos unipersonales del Gobierno" se producía meses antes de la polémica sobre si la imputación de Rafael Vera en los GAL implicaba al Ejecutivo.
Además, significaba el nombramiento de los secretarios de Estado por el presidente del Gobierno en vez de por el Consejo de Ministros a propuesta del titular del departamento. Estos secretarios no formarían parte del Consejo, pero podrían acudir "cuando sean convocados".
Además del Ministerio de la Presidencia, se consideraban. "órganos de apoyo del presidente" la Secretaría General y el Gabinete de la Presidencia. Se concretaban dos detalles. Los titulares de ambos órganos tendrían rango sólo de subsecretarios en vez de secretarios de Estado como ahora. La otra precisión se refería a los asesores del Gabinete de Presidencia, cuyo número sería fijado cada año, en aras de la transparencia, en los Presupuestos Generales.
El capítulo dedicado a los vicepresidentes no contenía novedades. Se aceptaba la posibilidad de un vicepresidente sin cartera, que Aznar excluyó más tarde tras calificar a Narcís Serra de oyente" en pleno escándalo por las escuchas del Cesid y asegurar que en su Gobierno no habría vicepresidentes sin responsabilidad sobre algún departamento.
En cuanto a los ministros cada uno dispondría de un gabinete. El rango del jefe del gabinete de un ministro se limitaba a director general y el número de asesores, con rango de subdirectores generales, se limitaba a un máximo de siete. El jefe del gabinete de los secretarios de Estado tendría rango de subdirector general y podría contar con un máximo de tres asesores.
Con la excepción de los delegados del Gobierno en las comunidades, a los que otorgaba un máximo de tres asesores, el. PP aseguraba: "Ningún otro órgano de la Administración del Estado, dispondrá de gabinete o de personal asesor de confianza política". El nombramiento de los Miembros de los distintos gabinetes, incluidos los asesores, "se publicará en el BOE".
Los altos cargos, otro de los insistentes motivos de interés del PP en la oposición, merecían un tratamiento específico. Se reconocía carácter de tales a los subsecretarios, los secretarios generales, los directores, generales y los presidentes o directores de organismos autónomos, "que tendrán la condición de director general". El número máximo de altos cargos de cada categoría para cada ejercicio quedaría fijado también en los Presupuestos.
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