Estados Unidos logra el alto al fuego en Líbano
Finaliza la operación del Ejército israelí Uvas de la Ira tras 16 días, 164 muertos y 351 heridos
Un acuerdo inspirado por Francia, pero fatigosamente logrado por EE UU, puso ayer formalmente fin a 16 días de violencia entre Israel y la milicia pro iraní de Hezbolá en el sur de Líbano y abrió repentinamente las perspectivas para una reanudación de las conversaciones de paz entre el Estado judío y los únicos dos vecinos árabes con los que! se mantiene técnicamente en estado de guerra. Fijado el cese del fuego a partir de las cuatro de la madrugada de hoy (tres en la España peninsular), un documento de cuatro puntos contiene esta vez por escrito los objetivos comunes de Israel y Líbano: suspensión de ataques guerrilleros contra el territorio israelí; compromiso israelí de abstenerse de bombardear áreas libanesas pobladas; compromiso de la guerrilla de no utilizar aldeas para lanzar sus operaciones, y creación de un grupo de vigilancia que controle el cumplimiento.
Denominado oficialmente como un "entendimiento", el acuerdo anunciado simultáneamente ayer por la tarde en Jerusalén y Beirut es esencialmente una versión actualizada del pacto verbal que en julio de 1993 consiguió parar una miniguerra similar entre Israel y Hezbolá.El texto se empeña en destacar el papel jugado por EE UU hasta extremos que le asemejan a un simple dictado de Washington: "Estados Unidos considera que después de las discusiones con los Gobiernos de Israel y Líbano, y tras consultas con Siria, Líbano e Israel, entrarán en vigor las siguientes disposiciones", reza la primera frase del acuerdo.
En otro párrafo se resalta que: "Estados Unidos afirma la importancia de la realización de una paz global en la región. Para ello, propone la reanudación de las negociaciones entre Siria e Israel y entre Líbano e Israel en una fecha que deberá ser acordada, con el objetivo de alcanzar una paz duradera". Y continúa. "Estados Unidos considera que es deseable que estas negociaciones se desarrollen en un clima de estabilidad y tranquilidad".
Fuentes libanesas señalan que en esas palabras queda "claramente"` establecido" que tarde o temprano Israel tendrá que sentarse con Líbano a negociar la retirada de su Ejército de la franja que ocupa en el sur de este país desde 1978. El primer ministro israelí, Simón Peres, dio a entender que su Gobierno no tiene objeciones pero que primero debe constatar que el Ejército libanés elimina toda posibilidad de amenaza de Hezbolá. "No tenemos ambiciones territoriales sobre el Líbano", dijo reiterando que su país está dispuesto a entrar inmediatamente en negociaciones con el Gobierno de Beirut.
Peres, que hizo el anuncio acompañado del secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, estaba visiblemente aliviado por la conclusión de las intensas negociaciones que habían sido prácticamente desahuciadas el jueves a causa de "diferencias considerables" con los sirios.
"Una idea francesa"
Según varias fuentes diplomáticas, los sirios, en una demostración de pleno apoyo a Líbano, rechazaron todas las demandas israelíes para ampliar el alto al fuego a la zona de seguridad, la franja ocupada por Israel donde la guerrilla libra su "guerra de liberación" así como el desarme total del Hezbolá. Esa postura fue defendida por Francia, cuya misión mediadora emprendida por el ministro de Exteriores, Hervé de Charette, ha sido decisiva para lograr el acuerdo. "El acuerdo es fundamentalmente una idea francesa pero en un envoltorio norteamericano", comentó ayer un diplomático libanés que, como muchos analistas en la zona, asignan decisiva influencia francesa en la resolución de la crisis.Ésta, por supuesto, puede ser solaente temporal. El acuerdo contiene ambigüedades que sólo se van a ir aclarando sobre el te rreno. No está del todo claro, por ejemplo, cuál va a ser la actitud del ejército israelí si es ataca do dentro de Líbano. Teórica mente, el comité de observadores tiene que vigilar que los guerrilleros no operen desde las aldeas pero la cláusula del acuerdo que incluye el "uso de infraestructura para acciones guerrilleras" implica que Israel puede bombardear las carreteras y caminos utilizados por Hezbolá.
De momento, en Líbano predomina sobre todo una sensación de alivio. La implacable operación Uvas de la Ira, lanzada el pasado 11 de abril, ha causado 164 muertos, 351 heridos, el éxodo de 400.000 civiles del sur y daños materiales por valor de cientos de millones de dólares. "Esperamos que se cicatricen nuestras heridas pronto" declaró ayer el primer ministro libanés, Rafic Hariri. "Lo dijimos desde el primer día, en este conflicto no puede haber una solución militar. Se impone una solución política para poner fin a la ocupación militar israelí y para que podamos vivir en paz", manifestó. Según Hariri, Hezbolá "tiene el derecho de combatir en el territorio libanés ocupado, pero no tiene derecho para utilizar las aldeas, ni derecho en absoluto a disparar el más mínimo cohete en dirección hacia el territorio israelí".
Pero anoche resultaba demasiado prematuro predecir- cuáles van a ser los primeros pasos que Siria y Líbano van a tomar para evitar que Hezbolá vuelva a la carga contra objetivos dentro de Israel. Esa posibilidad, sin embargo, parecía remota tras la declaración que el secretario general de Hezbolá, el jeque Hasán Nasralá, hizo en Damasco. Nasralá dijo que los combatientes del Partido de Dios van a respetar el acuerdo y suspenderán sus ataques con cohetes Katyusha sobre Israel.
Grandes incógnitas
Una de las grandes incógnitas es si los apéndices secretos del acuerdo aprobado ayer contienen el compromiso sirio para dejar de actuar como intermediario entre Irán y Hezbolá para la transferencia de armas a los guerrilleros. Tampoco está claro si el Ejército libanés, que se ha mantenido en actitud pasiva a lo largo del conflicto, va a adoptar una actitud mas rigurosa en el sur a fin de limitar los movimientos del Hezbolá y eliminar oportunidades de fricción.El acuerdo especifica la creación del grupo de vigilancia, "formado por EE UU, Francia y Siria así como las partes, Líbano e Israel". Se le atribuye la misión de "vigilar la aplicación" del anunciado texto y destaca que "en caso de alegarse violación del acuerdo, las partes deberán presentar la queja en 24 horas".
Finalmente, el texto hace referencia a la necesidad de ayudar a Líbano a reparar los daños causados por la operación Uvas de la Ira. En contra de lo que pretendía Beirut de que Israel pagase plenamente la factura, se indica que Washington "organizará igualmente un grupo consultivo, formado por Francia, la Unión Europea, Rusia y otras partes interesadas con el objetivo de proveer a las necesidades de reconstrucción de Líbano".
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