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Tecnología punta y espionaje clásico para matar a Dudáiev

Tres satélites, miles de millones y meses de trabajo concienzudo cerraron el cerco sobre el líder desaparecido

Ramón Lobo

, Al líder independentista checheno, Dzhojar Dudáiev, muerto el domingo por un misil ruso mientras hablaba por su teléfono satélite al ser detectada la posición, le mató una combinación de los métodos del viejo espionaje con el uso de la modernísima tecnología digital. "No es una historia de ciencia ficción", dice un experto español en comunicaciones por satélite, "se puede localizar la posición de un emisor, aunque para ello se necesiten muchos miles de millones de, pesetas, algo que sólo está al alcance de algunos Estados".Dudáiev murió seguramente con un Inmarsat del tipo M en la mano, el más utilizado. Un sistema teléfonico que permite comunicarse con cualquier parte del mundo meditante un satélite. Al comenzar el proceso de la llamada, el aparato ofrece, a través del satélite elegido, un número de identificación a la estación receptora. Éste número sólo es conocido por Inmarsat, por el fabricante y por la estación receptora. El teléfono de Dudáiev, comprado seguramente por un tercero que le servía de pantalla de seguridad, tenía tres números secretos de identificación con los que se dificulta al máximo toda intercepción. "Este es uno de los sistemas de transmisión más seguros del mundo", asegura el experto español. "Conseguir uno o varios de estos números sólo es posible mediante el espionaje".

Los caminos para llegar a los números, esenciales para determinar la posición del comunicante, son tres: 1) Una organización de espionaje de alto nivel (CIA o Mossad) roba los datos del aparato a Inmarsat, sabiendo que ése es el que utiliza Dudáiev, y se los suministra a los rusos. 2) Los rusos infiltran a un agente en el entorno de Dudáiev que logra los datos mínimos: tipo de aparato, número de serie y número de identificación. 3) Un tercer camino, más largo y complejo, es obtener el número de identificación de la estación receptora (que en este caso es rusa) y completar la información con el seguimiento del aparato.

Cuando Dudáiev descuelga el teléfono, el pasado domingo, para hablar con un mediador ante Moscú, el espionaje ruso, o quien sea, detecta el inicio de la trasmisión del número de indentificación desde el aparato a la estación receptora. Se mete en la frecuencia de trasmisión, que es digital, e informa a satélites militares (tres es lo ideal para lograr la geometría perfecta) de los parámetros de la frecuencia, y éstos, mediante sistemas de gonometría (detectores de posiciones) ofrecen en pocos segundos la posición del emisor con un margen de error inferior a 200 metros.

A partir de ese momento, el mando militar ruso transfiere los datos obtenidos de la longitud y latitud en el que está situado el teléfono de Dudáiev a los aviones y los pilotos los introducen en el sistema de guía de uno o varios misiles, que se dirigen a la posición ordenada.

"Sólo EE UU y Francia están en condiciones de hacer algo así", dice otro experto español. "Rusia ha estado a un gran nivel tecnológico gracias a la carrera espacial", asegura un alto cargo de Telefónica, "pero la desaparición de la URSS les ha dejado muy atrás". "El gran avance se ha producido en los últimos cinco años en la tecnología digital, que coincide con el periodo de crisis política en Rusia", añade. "Hoy no están en el primer nivel, no tienen tecnología para matar a Dudáiev de la forma en que se ha hecho".

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