El Concierto Económico bloquea el acuerdo entre el Partido Popular y el PNV en la recta final

Las negociaciones entre el PP y el PNV han entrado en fase de bloqueo en su recta final. Los nacionalistas rechazaron ayer la última propuesta popular por diferencias de fondo sobre el Concierto Económico. La fórmulas ofrecidas por el PP sobre la fórmula de concertación de los impuestos especiales (alcohol, hidrocarburos y tabaco), liberalizados en 1993, y sobre la capacidad normativa para el IRPF han sido consideradas insuficientes por el PNV. Ayer quedó aún un hilo de esperanza y, de hecho, los negociadores no quisieron hacer público su desacuerdo a la espera de que alguien mueva ficha.

Las conversaciones telefónicas que ayer mantuvieron José María Aznar y Xabier Arzalluz no fueron suficientes para recomponer las diferencias con las que tropezaron los negociadores del PP y el PNV, que culminaban sin acuerdo en una jornada considerada decisiva para decidir el apoyo a la investidura de Aznar.Los nacionalistas vascos interpretan que en las últimas horas ha habido un giro en la actitud del PP, que ha pasado de la voluntad política a la desconfianza. La posición recelosa del PP ante el desarrollo del Concierto Económico del País Vasco está en la base del desacuerdo, según los nacionalistas.

El PP admite el principio de que la Administración vasca tiene el derecho a seguir el procedimiento de "concertación" para los impuestos especiales (alcohol, hidrocarburos y tabaco), liberalizados en 1993. Estos impuestos habían quedado exentos de concertación cuando se elaboró la Ley del Concierto Económico por ser entonces monopolios del Estado. También admite el principio político de ceder la capacidad normativa del IRPF al País Vasco, igual que Navarra.

Acuerdo descafeinado

Las diferencias han saltado en la recta final por las cautelas que, a juicio de la delegación nacionalista, ha introducido el PP en el texto de la negociación, en el que sí admite el principio político de la profundización del Concierto. A juicio de la delegación nacional el PP ha introducido estas prevenciones, que descafeínan el acuerdo de principios.El desacuerdo de fondo radica en que el PP teme que la concertación de los impuestos especiales sin cautelas abra una brecha mayor en lo que creen que ya es un cupo negativo, según los nacionalistas. La Administración vasca podría recaudar en torno a los 130.000 millones por los impuestos especiales, que luego se deducirían del cupo [la cantidad que el País Vasco paga por los servicios que recibe del Estado]. Si el cupo fuera negativo, esta recaudación ahondaría en la brecha.

Las prevenciones del PP tienen mucho que ver con el hecho de que aún no dispone del control de la Administración y necesita cubrirse, una vez admitido el principio que satisface al PNV.

A última hora de ayer, tanto la delegación del PNV como la del PP se consideraba difícil recomponer el acuerdo, pero nadie quería arrojar la toalla. Jaime Mayor Oreja, que lleva el peso de la negociación en la delegación del PP, manifestó a este diario: "Se sigue hablando. Se han producido avances significativos en el conjunto de la negociación y no me parece que tenga sentido el desacuerdo por diferencias en el Concierto Económico, cuyo principio aceptamos. Ha habido mucho diálogo estos días y se sigue haciendo un gran esfuerzo".

La posición nacionalista era más reticente al acuerdo, aunque tampoco lo descartaba del todo. Iñaki Anasagasti, que lleva el peso en la delegación del PNV, manifestó ayer que su partido había aparcado muchas cuestiones a lo largo de la negociación, como el régimen económico de la Seguridad Social e incluso en los traspasos sociales del Estatuto de Gernika, en aras del acuerdo.

Anasagasti insistió ayer en que cree necesario, para que el PNV dé el sí a la investidura, un compromiso claro del PP en una cuestión emblemática para el País Vasco, como es el Concierto Económico.

Si el PNV interpreta que el PP ha dado un giro en las últimas horas, de la voluntad política de la negociación al temor a los compromisos concretos, los populares temen que los nacionalistas vascos estén a la expectativa de lo que haga CiU o, lo que sería peor para el buen fin de la negociación, al miedo a que un sector de las bases nacionalistas no vea con buenos ojos el apoyo del PNV a la investidura de Aznar.