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Reportaje:

Los jóvenes se rebelan y aseguran que no leen menos que sus mayores

Muchos de los locos por las letras no han visto nunca a sus padres con un libro

Tantas y tantas veces han oído decir "nosotros leíamos mucho; vosotros, los jóvenes, no leéis nada", que a esos jóvenes les empieza a oler el tema a chamusquina: "¿Estarán nuestros padres exigiendo de nosotros lo que no fueron o no son capaces de hacer ellos?", se preguntan. Pero, comprensivos, reconocen: "No leen porque no tienen tiempo. Mi madre leía mucho antes, ahora no lo hace porque está muy ocupada", dice Jorge Marco, de 17 años, con dotes de poeta y vicioso de la lectura. "Yo no he visto a mis padres leer nunca", añade una compañera.Jorge Marco, Romi Arce, Cristina García y Ramón Sánchez, alumnos de COU de la rama de letras, están en condiciones de enseñar a muchos de esos adultos que se lamentan no sólo literatura, biografías y contenido de obras, sino también fórmulas para amar los libros. "No tiene que ver la lectura obligada para aprobar, que te echa para atrás, con ésa de la que no te puedes apartar hasta las tantas de la madrugada porque te atrapa", señala Cristina García.

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"No leo porque me aburre"

Muchos jóvenes vieron quebrarse su animo hacia la lectura cuando la afición tuvo que con vertirse en obligación a través de la escolaridad y los libros de texto. "Se te quitan las ganas", recalca Jorge, "porque conviertes el objetivo en aprobar un examen, y, sin embargo, por mi cuenta puedo leer todo lo que sea. Lo importante es encontrar lo que te gusta y la orientación ,del profesor que te toca". Con esa manera de pensar, Jorge, capaz de zamparse El Quijote por gusto y gana, o de reincidir en varias ocasiones con El camino, de Miguel Delibes, o El extranjero, de Albert Camus, tiene todas las papeletas para pinchar en la selectividad. "No es práctico, tendrá que aplicarse", reconoce su profesora de literatura, Con cha Morales.

Hábitos de lectura

El informe sobre los hábitos de lectura de la Fundación Bertelsmann, publicado en 1994, reflejaba que la mitad de los españoles no lee libros, aunque representan una población que está subiendo en el índice de lectura. Y una encuesta recogida por la Comunidad de Madrid en 1995 señala que el 37% de los mayores de 18 años compra libros anualmente y sólo el 1% utiliza las bibliotecas.El 23 de abril, aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, festividad de San Jorge en Cataluña, y tradicional Día del Libro, los locos por las letras se enfrascan en una lista de preguntas: ¿se compra un libro por obligación?, ¿para colocarlo en la estantería?, ¿para saber que no estamos solos?, como diría el alumno del profesor Staple Lewis en la película Tierras de penumbra, ¿o para sumergirte en la ficción, en la realidad contada por otros, en la fantasía y en el propio sueño, olvidando con ello preocupaciones y sinsabores? Hay de todo.

Muchos jóvenes muestran su cansancio: "No es cierto que a todos nos guste sólo ir de copas o de discotecas". "Mis padres no leen". "Los míos, sí". "El mío, sólo el Marca"; Mi madre leía, pero ya no lo hace", manifiestan algunos, que no dejan de lado la diferencia entre leer porque la publicidad lo manda cuando promociona las últimas apariciones -"la mayoría son un rollo" dice Jorge- y leer porque el libró es realmente bueno. "Además, es imposible comprarse las últimas novedades, ¡Menudos precios!", añade Cristina.

Satisfechos porque existe el libro de bolsillo, o las colecciones de 100 pesetas, estos amantes de las letras sacan a colación un fenómeno: "Hoy día se ve a más jóvenes leer en el metro o en el autobús que antes". "Como Siempre ha ocurrido, los que leen, leen mucho, y los que no leen, no leen nada", manifiesta María José Gómez Navarro, encargada de colecciones juveniles en la editorial Santillana y que recurre a los datos de la reciente encuesta Nuestros jóvenes no leen tan poco como creemos, del escritor y asesor de lengua y literatura del Centro de Profesores y Re cursos 1 de Valladolid, Germán Díez Barrio, practicada entre 1. 300 alumnos de 15 a 18 años.

Las de aventuras

El resultado de este trabajo sacó a la luz que prefieren las novelas de aventuras, y también se vuelcan con las románticas y las de misterio. Edgar Alan Poe, Tolkien, Asimov, Miguel Delibes, Kafka, Camus, según las edades, se colocan en primer lugar. Sin olvidar que muchos de los Preuniversitarios ya se han suniergido con pasión en El nombre de la Rosa o El perfume y en la literatura hispanoamericana."Con la LOGSE (reforma educativa aplicada desde l992)" interviene Jesús Martínez, profesor de lengua, "existe menos divorcio entre lo que se puede recomendar a los alumnos y lo que ellos leen por su cuenta. Antes, no tenía nada que ver el Robinson Crusoe que tú leías con la obligación de leer La Celestina, que muchos ni entendíamos".

Los profesores intentan echar un capote a sus pupilos buscando el demonio en el exterior. ¡La televisión! "La culpa de que los jóvenes no lean la tiene la televisión. Es más fácil ver la pantalla en plan pasivo que hacer el esfuerzo de leer", comenta Ana Cepeda, profesora de literatura del instituto Lope de Vega de Madrid, y considera: "La minoría que lee es más minoritaria que la de mi época, aunque hay que tener en cuenta que hoy todos están escolarizados y hay gente que proviene de niveles socioculturales muy diferentes, lo que antes no ocurría". Ana Cepeda defiende, a partir de su experiencia, que las chicas leen más que los chicos y que los alumnos de ciencias leen igual o más que los de letras. "No son pasotas", añade, "están desorientados. Me gustaría", espera Ana Cepeda, "haberles transmitido mi entusiasmo por la lectura y no tanto el conocimiento profundo de los autores".

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