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FERIA DE ABRIL

"¡Estafadores!"

El público se sintió estafado por el trapío escaso, los pitones sospechosos, la invalidez absoluta de los toros. Y, harto ya de aguantar, rompió a decir: "¡Menuda estafa! ¡Vaya estafa! ¡Esto es una estafa!" O resumía en una palabra el estado de la cuestión: "¡Estafadores!" La pronunciaba al modo de Despeñaperros p'arriba: `¡Es-tafa-do-resss!", bien de eses, que quedara claro; o al de Despeñaperros p'abajo: "iEztafiaore!", que tampoco necesita de diccionario para entender por dónde van los tiros.Hubo conatos de aclamar a Victorino Martín, que tras su encastada corrida es referencia obligada en la Maestranza cada vez que se produce la estafa (o sea, todos los días), y en el tendido discursos, a la antigua usanza. Broncas.también hubo, protestas muchas, gritos de "¡fuera, fuera!", que ya estaban olvidados en este tranquilo coso.

Torrestrella / Litri, Jesulín, Rivera

Toros de Torrestrella, escasos de trapío, inválidos. 1º apuntillado por inválido, 6º devuelto por este motivo, sobrero aún más inválido. El público protestó todos los toros.Litri: 1º, apuntillado; pinchazo y estocada trasera (ovación y salida a tercio). Jesulín de Ubrique: bajonazo (palmas); estocada caída (silencio). Rivera Ordóñez: estocada y rueda de peones (ovación y salida al tercio); pinchazo, estocada caída y tres descabellos (palmas). Plaza de la Maestranza, 21 de abril. 5 a corrida de feria. Lleno.

Coso proverbialmente tranquilo y silencioso la Maestranza, alguna vez había de saltar, y saltó. Los taurinos son capaces de hacer hablar a los mudos, con tanta tropelía. Ahora bien, llega a ocurrir en otra plaza lo de esta corrida y estalla la revolución. El primer toro del insigne caballero don Álvaro Domecq padecía tal invalidez que hubieron de apuntillarlo durante la faena de Litri. Lo prudente por aquí es anteponer a determinados apellidos lo de insigne caballero, no vaya a ser qué. Pues sea: al toro lo apuntilló el insigne caballero Lebrija.

Lo que le pasó a ese toro fue que después de ir pegando tumbos cayó de panza, se pilló debajo el rabo y los banderilleros tuvieron problemas para tirar de él. Los demás estaban más o menos, sólo que en sus caídas Cuidaban de echar el rabito a un lado y lo extendían sobre el albero.Hay toros sabios.

Los toreros fingían que no se habían enterado de nada y se ponían a pegar naturales y derechazos. Cómo, más valdrá no explicarlo para no extender el bochorno ganadero al arte de Cúchares. Rivera Ordóñez, que había hecho un buen quite a la verónica, toreó al tercer torucho -único algo enterizo-, sin acoplarse en los redondos, rematando por arriba los naturales. Al quinto lo ejecutó el individuo del castoreño mediante una brutal carioca y consiguiente puyazo del que de poco le saca por el agujero el alma, y luego Jesulín alardeaba de valor ante el cadáver.

El sexto compareció agónico. Devuelto al corral, salió un novillote que se pegaba costaladas, Rivera emprendió larga faena y un espectador de sol le aconsejó: "¡Indúltalo!" Aficionados, público en general y militares sin graduación manifestaban sus peticiones reivindicativas sin ningún rebozo. Uno: ¡Queremos toros!" Otro: "¡Todos los días victorinos!" Aquél de allá: "¡Haced huelga, por la Virgen!" Éste de acá: "¡El único con vergüenza, el toro!"

Ya no hacen huelga -¡dita sea!- porque el Gobierno, tan duro cuando se ponen en huelga los trabajadores o los médicos, claudica si le visitan cuatro caciques del taurinismo. Sabemos ahora que el secretario general técnico de Interior, Miguel Ángel Montañés, tenía consensuada cuatro meses atrás la orden ministerial que pone cortapisas a la erradicación del afeitado. ¿Y quién es un secretario general para consensuar nada?

Tampoco falta tela que cortar entre aficionados: mientras la Unión de Abonados de Sevilla, al enterarse, emitió un comunicado urgente exigiendo garantías de autenticidad en la fiesta, la Unión de Abonados de Las Ventas no sólo no dijo ni pío sino que dedicó un almuerzo-homenaje a Montañés le dio allí muchos parabienes.

Los toros son una ruina, la fiesta es una miserable farsa, la afición se siente estafada y la respuesta de Interior consiste en aprobar esa orden que roza la ilegalidad y complace a los defraudadores. "¡El único con vergüenza, el toro!" Qué razón tenía la pena traidora...

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