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El cierre de Chernóbil para el 2000 no tiene aún garantizado el acuerdo financiero de Occidente

Pilar Bonet

La cumbre sobre seguridad nuclear de Moscú concluyó ayer con el compromiso de los países del G-7 y Rusia de firmar la prohibición global de pruebas nucleares para septiembre de 1996, pero no apoyó las tesis rusas, según las cuales la instalación de armas atómicas en países desnuclearizados es una forma de proliferación, y tampoco avanzó en los detalles financieros del cierre de la central nuclear de Chernóbil para el año 2000. Los resultados de la cumbre, que reunió a los líderes de Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Italia, Francia y el Reino Unido, así como al de Ucrania, fueron mixtos.

Hubo declaraciones conjuntas para incrementar la cooperación internacional de cara a prevenir el contrabando de materiales radiactivos y para almacenarlos y conservarlos mejor. Sin embargo, el presidente ruso, Borís Yeltsin, en plena campaña electoral, dijo estar "insatisfecho", al no ser admitido aún como miembro de pleno derecho en el club de los siete países más poderosos debido a las deudas de Rusia. Pero no le impidió referirse reiteradamente al "grupo de los ocho", y el presidente francés, Jacques Chirac, que era copatrocinador de la cumbre, le consoló, diciéndole que el grupo de los ocho existe en lo político. Las esperanzas de ser plenamente admitido se retrasan ahora hasta la próxima cumbre que se celebrará en junio en Lyón, coincidiendo con el delicado periodo que media entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales rusas.Yeltsin, sin embargo, tiene por delante una buena oportunidad de lucirse en la arena internacional durante el viaje que realizará la semana próxima a Pekín. Allí informará a los dirigentes chinos del compromiso adoptado en Moscú de suscribir la prohibición de pruebas nucleares y tratará de convencerles de que abandonen sus reticencias y hagan lo propio, según dio a entender en la conferencia de prensa que celebró conjuntamente con Chirac.

En lo que se refiere a Chernóbil, un motivo de preocupación en Europa, el presidente ucranio, Leonid Kuchma, reafirmó su compromiso de cerrar la central para el año 2000, según aseguró Chirac y también el presidente norteamericano, Bill Clinton. La declaración adoptada por los líderes del G-7 y Rusia indica que, en el tema económico, no se ha avanzado gran cosa desde el 20 de diciembre de 1995, cuando el G-7 se comprometió a aportar unos 3.000 millones de dólares a cambio del cierre de la central.

La cantidad prometida, que debe dedicarse a reestructurar el sector energético. ucranio, a seguridad y a gastos sociales derivados del cierre de Chernóbil, es considerada insuficiente por Kiev. Según informó ayer la agencia Interfax, Kuclima cree que los países del G-7 y Ucrania deben firmar acuerdos que fijen de modo preciso las condiciones, procedencia y plazos de la financiación dé todas las medidas contempladas en el programa de cierre. Sin esa firma, "Ucrania no está en situación de asumir la responsabilidad de interrumpir la explotación de Chernóbíl respetando todas las exigencias de la seguridad, nuclear", según Kuchma.

El memorándum sobre el clerre de Chernóbil firmado en 1995 no contempla compromisos financieros precisos de los países del G-7 y no se ha solucionado el problema de transformar el reactor siniestrado en un sistema ecológicamente seguro, según la posición ucrania.

Aparte de reafirmar los compromisos adquiridos anteriormente, el documento sobre Ucrania adoptado por los participantes en la cumbre de Moscú señala que el estudio financiado por la Unión Europea para construir un nuevo sarcófago sobre el reactor siniestrado debe ser. acabado lo más pronto posible este año". Las decisiones se tomarán a la vista de las conclusiones del estudio, afirma el documento. Según Chirac, el estudio técnico permitirá ver "cuál es la situación real del reactor, qué hacer y cuánto cuesta". "Una vez que sepamos esto, empezaremos inmediatamente discusiones con Ucrania para comenzar el trabajo", señaló.

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Los dirigentes rusos han utilizado la cumbre sobre seguridad nuclear para subrayar su inquietud ante la ampliación de la OTAN y la posible instalación de armas nucleares en países del Este de Europa. Esta preocupación ha quedado patente en la tesis rusa, según la cual la instalación de armas nucleares en territorios de Estados no nucleares es una forma de proliferación de armas nucleares". Se ha expresado también en la propuesta de crear una zona desnuclearizada en Europa Central, tras la retirada de los misiles soviéticos del territorio de Bielorrusia y Ucrania, que debe concluir este año. El canciller alemán, Helmut Kohl, sin embargo, manifestó en Moscú que no ve posibilidad de establecer una zona desnuclearizada en Europa Central y Oriental en el próximo futuro.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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