Quebec y 'la différence'
En los meses previos a la firma del Tratrado Libre Comercial, los medios culturales canadienses se vieron sacudidos por fuertes polémicas. Buen número de artistas e intelectuales anglófonos veían el acuerdo como una amenaza a la frágil industria cultural canadiense. Por el contrario, los representantes de la minoría de expresión francesa no parecían sentir miedo.La provincia de Quebec, donde viven cinco de los seis millones de canadienses francófonos, tiene también peculiaridades en lo musical. La llamada revolución tranquila, que cambió la puritana sociedad clerical por un Estado socialdemócrata y tolerante, fue inspirada en parte por cantantes como Robert Charlesbois, que recuperaba el joual -jerga callejera despreciada anteriormente por la contaminación de anglicismos-, a la vez que superaba el discurso masoquista de los que se consideraban los negros blancos de Norteamérica.
La implacable normalización lingüística de Quebec incomoda hoy a grupos y cantantes anglófonos, que se quejan de un chovinismo que ignora hasta las aportaciones de hijos de Montreal, como Leonard Cohen, mientras se promociona una música de escasa entidad, muy influida por la vedettes llegadas desde París. Sin embargo, se reverencia a Celine Dion, estrella internacional cantando en inglés. Se mantiene, no obstante, la tradición de la chanson irreverente, y no faltan los grupos que usan el inglés, como Mer Mon & Morgentaler o Gogh Van Go. Y está el caso del músico y productor Daniel Lanois, que trabaja con artistas foráneos (Dylan, Peter Gabriel, U2) en su casa-estudio de Nueva Orleans, y no quiere oir hablar de guerras antiguas.
Babelia
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