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"Somos el sexo y muy poquitas cosas más

El escritor presenta en La Palma su novela 'La regla de tres'

Amelia Castilla

Al menos cuatro veces negó ayer Antonio Gala que él fuera Octavio Lerma, el protagonista de su última novela, La regla de tres (Planeta). Sin embargo, el escritor siguió los pasos de Octavio Lerma durante todo el día. Como él, llegó a la isla de La Palma en avión, se paseó por la avenida Marítima, bebió vino de Teneguía y comió torreznos con gofio. "No es una novela autobiográfica, aunque contenga datos autobiográficos", aseguró el autor.

Con su inseparable bastón y conjuntado de la cabeza a los pies, Antonio Gala pasó parte de la mañana de ayer recorriendo los escenarios de su última novela junto a algunos de los personajes que la han inspirado.La regla de tres es la historia de un novelista bisexual que se retira a una isla para escribir un libro que puede titularse La enfermedad mortal porque todos los que le amaron han muerto. Sin embargo, nada más llegar a la isla se enamora de una mujer y no tarda en caer también enamorado de Leonardo, un hombre bastante más joven que ambos. Gala dijo ayer que ya ha vendido los derechos de autor de la obra para el cine y que será producida por Andrés Vicente Gómez.

Gala eligió el paisaje en el que transcurre la novela porque necesitaba un escenario aislado donde las relaciones se desenvolvieran de manera directa. El escritor conoció la isla hace seis años, cuando llegó para leer poemas de amor. Nada más llegar se quedó alucinado. "La Palma está llena de desgarros y de violencia, de situaciones devoradoras. La vegetación la ha suavizado un poco y la ha domesticado, por eso y con razón la llaman La isla bonita", aseguró.

Como el protagonista de La regla de tres Gala se definió como bisexual: "Casi todo el mundo lo es, de una manera consentida o no. El ser humano no se transforma por ser bisexual". De todos los personajes de su novela del que más satisfecho se siente es de Aspasia Martel, una mujer fascinante de la que el escritor se enamora nada más llegar a la isla. El que menos le gusta es el personaje del escritor. "Está lleno de precauciones y de temores, no se abandona nunca. Yo diría que se la menea con papel de fumar. En contra de lo que opina Octavio Lerma creo que la vida es un taxi al que debemos dejar que nos lleve sin darle la dirección".

La regla de tres, plagada de disquisiciones sobre el amor, es, a juicio de su autor, una novela integradora porque trata de aunar la vía narrativa y la reflexiva para que ambas converjan en lo mismo. La obra de casi 400 páginas fue escrita en un tiempo récord: un mes. Es la novela de la que se siente más satisfecho. "Es como si no la hubiera escrito yo, creo que es producto del enamoramiento de la isla y de su gente".

Como Octavio Lerma, Gala es de los que opinan que el gozo se paga con el dolor. "Creo que el amor siempre afila sus cuchillos y no sabemos si juega o nos devora", aseguró. Negó rotundamente este divo de la literatura española que haya vocación proselitista en esta obra. "Yo no soy un cardenal de la Iglesia romana. Cada uno debe preguntarse a sí mismo quién soy y a dónde quiero ir, si no no vivirá nunca su vida. El sexo es algo completamente natural. Somos el sexo y unas poquitas cosas más. El problema de la seducción es otra cosa. La seducción consiste en dejar ver algo que ya estaba dentro de nosotros. La seducción del maestro no consiste en acostarse con su discípulo sino que su discípulo sepa con quién quiere acostarse", añadió.

Pese a las constantes referencias al mundo clásico que inundan la obra del autor que vende más en cualquier Feria del Libro, Gala negó que le hubiera gustado pertenecer a ese mundo. "Prefiero ver lo que va a suceder. El paso del patriarcado al matriarcado. Hay valores que antes no tenían cotización en Bolsa y que ahora sí la tienen".

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