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OPERACIÓN UVAS DE LA IRA

El Gobierno israelí ofrece una tregua a Hezbolá

El Gobierno israelí acordó ayer ofrecer una tregua a la guerrilla de Hezbolá (Partido de Dios) tras una reunión del Gabinete. En un comunicado hecho público al final del consejo, el Gabinete aseguró: "Si Hezbolá suspende sus ataques, Israel cesará con los suyos". La guerrilla lanzó ayer sobre el norte israelí su mayor ataque de cohetería de los últimos años, y el ministro de Defensa, Ehud Barak, prometió devolver los golpes si Líbano no erradica a Hezbolá de su territorio.

Durante la jornada de ayer, docenas de cohetes Katyusha cayeron sobre Kiryat Shmona y otras poblaciones de Galilea al tiempo que la aviación israelí bombardeaba las bases de Hezbolá en Beirut; en el valle de la Bekaa y en todo Líbano. El éxodo de población continuaba ayer tanto en el sur de Líbano como en el norte de Israel.Cabe preguntarse si el comunicado del Gobierno israelí significa que bastará un alto el fuego de los hombres del Partido de Dios durante 24 horas para que Israel ponga fin a la operación Uvas de la Ira. "Eso sería demasiado simple", se dice en medios del Gobierno. "Pueden detener sus ataques [Hezbolá] para volver a disparar cohetes Katyusha a los tres días. ¿Qué ganaríamos con ello?".

En todo caso, cuando Israel habla de una suspensión recíproca de hostilidades, el objetivo prevé un acuerdo -explícito o tácito- que ponga fin a todo ataque contra la población civil del norte de Israel, tanto hoy como dentro de seis meses.

En una conversación telefónica con el ministro francés de Exteriores, Hervé de Charette, su homólogo libanés, Fares Bueiz, afirmó que Líbano y Siria están deseosos de volver a los acuerdos tácitos de julio de 1993, cuando Hezbolá e Israel se comprometieron a no disparar sobre objetivos civiles.

Fuentes gubernamentales israelíes afirman que no conocen una posición siria a este respecto. Además, Israel considera que los repetidos lanzamientos de cohetes Katyusha contra Kiryat Shinona antes de la operación Uvas de la Ira han roto tales acuerdos tácitos.

Israel quiere la negociación de una nueva serie de pactos que pongan a la población civil israelí de Galilea y, sobre todo, a la de Kiryat Shmona al abrigo de todo ataque de Hezbolá. 'Tos parámetros del conflicto no pueden incluir Kiryat Shmena", dijo el primer ministro israelí, Simón Peres. O dicho de otra manera, Israel no acepta la lectura hecha por Hezbolá de los acuerdos de 1993: si en el curso de un intercambio de fuego entre Hezbolá y el Ejército israelí son heridos civiles libaneses, Hezbolá se considera con derecho a lanzar sus cohetes contra Kiryat Shmona.

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Pero hay algo más que eso. El éxodo de cientos de miles de libaneses y los ataques contra la infraestructura libanesa, en Beirut y en otras partes, están destinados a presionar al Gobierno libanés para que asuma sus responsabilidades en el sur de Líbano.

Las mismas fuentes gubernamentales indican que "es inadmisible que el primer ministro libanés, Rafik Hariri, amase millones en Beirut y continúe la reconstrucción económica y financiera de la capital libanesa mientras en el sur del país reina una organización terrorista autorizada a lanzar ataques contra un país vecino".

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