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El Reina Sofía muestra un programa de videos radicalmente feministas

Durante todo el mes de abril, el Centro de Arte Reina Sofía desarrolla el programa de vídeo-arte Érase una vez... del minimal al cabaret. 70's-90's. Las grabaciones, ya históricas, muestran performances realizadas por mujeres radicales en las tres últimas décadas. El objetivo de esta muestra del Reina Sofía, fiel a su línea de prestar atención al vídeo como arte de nuestro tiempo, no es historizar sobre un momento determinado, sino dar a conocer unas obras y unas actitudes que son referentes de muchas de las propuestas de mayor actualidad en las artes plásticas.

Muchos comentaristas consideran la performance como un paradigma del feminismo, pues no ha sido nunca un movimiento monolítico ni un sistema filosófico único.Carlota Álvarez-Basso, directora del departamento de vídeo-arte del Reina Sofía, afirma que "en un museo de arte contemporáneo podrán faltar otras cosas, pero no puede faltar una atención constante a esta manifestación tan de nuestro tiempo". Reconoce Carlota que, "aunque el museo madrileño lleva ya cuatro años trabajando con estas nuevas herramientas de creación, todavía hay en España pocas plataformas de difusión, excepto los festivales de vídeo". Para paliar esta carencia su departamento pone en marcha nueve programas al año, de un mes de duración cada uno de ellos. El programa actual tiene a la mujer como protagonista. Mujeres son las autoras, y mujeres son -en la mayoría de los casos- las protagonistas de las historias. "Historias, por cierto -dice Álvarez-Basso- muy radicales y de una gran originalidad".

Martha Rosler, por ejemplo, imparte una violenta lección sobre los instrumentos de cocina, que pasan a ser instrumentos de agresión y tortura en manos de una mujer alienada por su uso. Carolee Sheneeman recrea su sexualidad rozando los límites del voyerismo, y la cubana Ana Mendieta utiliza su propio cuerpo para denunciar el papel que la sociedad blanca y machista exige de una mujer mulata.

Hay en estas obras todo lo que al arte se le puede pedir: creatividad, ruptura y eventualmente belleza. Nadie sale indiferente de su contemplación. Las autoras han cargado su trabajo de mensajes de narcisismo, filosofía, sensualidad y discurso feminista. Muchas de las performances incluyeron en su día elementos de la danza, la música, el teatro y el audiovisual. "España, pese al relativo poco interés que muestra el público por estas manifestaciones, está a la altura de cualquier otro país en el terreno de la creación", afirma ÁlvarezBasso.

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