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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sorprendente orquesta juvenil

Sinfónica del Conservatorio de Valencia.Director: R. Forés. Obras de Wagner, Mozart y Dvorak. Auditorio Nacional. Madrid, 11 de abril.

Hace unas semanas comentábamos la sorpresa de la Joven Orquesta de Andalucía; hoy, una nueva nueva actuación de la Sinfónica del Conservatorio Joaquín Rodrigo, de Valencia, aumenta nuestro optimismo

Cuando en otros medios, empezando por los de Madrid y Barcelona, existan formaciones como la valenciana podremos echar las campanas a vuelo.

Los jóvenes músicos valencianos abordaron con maestría y extraordinaria vitalidad un programa dedicado a Wagner, Mozart y Dvorak. Su nivel técnico alcanza excelencias de alta profesionalidad animadas por un frescor impetuoso que, con frecuencia, falta en las grandes y costosas formaciones profesionales.

Quizá por el temperamento del director, Roberto Forés, músico expresivo, firme conductor y, por los resultados, eficacísimo pedagogo, conviene mejor a la orquesta la música alentada por la pasión: Wagner, Dvorak, Turina y Giménez. Me parecieron, en cambio, un poco cohibidos y formalistas en la maravillosa Sinfonía concertanete en mi bemol, de Mozart, creación humanística y afectiva allí donde las haya aunque sujeta a los gustos e imperativos del tiempo en que nació.

Los solistas Ernesto Arenes, oboe, Ana Cogollos, clarinete, José Francisto Fortea, trompa y Juan Luis Carratalá, fagot, asumieron su muy difícil parte como virtuosistas consumados, tanto por la agilidad y equilibrio de su técnica como por el sonido siempre bello e igualado, méritos dominantes,en esta sorprendente formación orquesta sinfónica.

Pero el punto más alto de la tarde fue la interpretación de la Sinfonía en sol mayor número 8, de Dvorak, llevada por Forés con brío, detallismo, buena línea y riqueza de contrastes. El trío de trompetas resulta espectacular y no andan a la zaga los oboes, clarinetes y trombones. La cuerda canta con encendido aliento y solistas tal el concertino de violín o de violonchelo despertaron justa admiración.

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