Responsabilidad en el Aberri Eguna
HACE MÁS de sesenta años, exactamente desde 1932, que el PNV hace coincidir el Domingo de Resurrección con la celebración del Aberri Eguna o Día de la Patria Vasca. Cuando se puede celebrar en libertad, como ocurre desde hace dos décadas, esa fecha sirve para reafirmar las señas de identidad y hacer balance del estado del movimiento nacionalista vasco. Pues bien, pocas veces como ayer el Aberri Eguna ha encontrado al PNV tan directamente obligado a reflexionar sobre los tres frentes en que se sitúa su acción: el propiamente vasco, el de su relación con el Gobierno de España y el de su inserción en Europa. Con una ETA que ha recrudecido su actividad terrorista y mantiene secuestrado al ciudadano vasco José María Aldaya -de cuyo cautiverio hoy se cumplen 11 meses-; un nuevo mapa político español que conduce al PNV a negociar sobre el Gobierno del Estado, por primera vez en la historia de la restaurada democracia, con una formación de derechas española, y una aceleración de la construcción europea, que pone en cuestión no pocas de las razones de ser de cualquier nacionalismo, el PNV afrontó ayer el Aberri Eguna con el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.Si la reivindicación permanente de la autodeterminación, la soberanía y la unificación de todos los territorios más o rrienos vascos es la esencia misma del PNV, la actual coyuntura obliga a ese partido a replantearse sus tácticas. Ardanza y Arzalluz subrayaron ayer que la semana que hoy comienza es muy importante para el futuro de las negociaciones entre el PNV y el PP sobre la posible colaboración del primero en la investidura de Aznar y en la estabilidad del Gobierno que éste quiere formar. "A todos nos interesa la gobernabilidad", dijo Arzalluz en su mitin en la localidad vascofrancesa de San Juan de Luz para justificar la disposición de su partido a negociar con el PP. En la. Rioja alavesa, el lehendakari Ardanza aclaró que, aunque nunca renunciarán a su programa máximo, los nacionalistas vascos no van a exigirle al PP "ni un milímetro más" de lo establecido en el Estatuto de autonomía de Gernika.
El PNV deja. la pelota en los pies de Aznar. Afirma estar dispuesto a jugar el partido, pero siempre y cuando el líder del PP realice el trabajo de Hércules de llevar a la derecha española tanto a la aceptación del hecho diferencial vasco como a la tarea más concreta de profundizar en la presente legislatura el actual modelo autonómico. Esta posición es perfectamente legítima, como lo es no olvidar una de las cosas más interesantes de la jornada de ayer: lo dicho en el mitin de San Juan de Luz por Ximun Harán. El dirigente del PNV en el País Vasco francés proclamó que Euskadi es "la región con una autonomía más evolucionada de Europa" y recordó que "mientras España evoluciona hacia una situación federal, Francia continúa en el centralismo". Son verdades del barquero raramente enunciadas por los nacionalistas vascos.
El manifiesto político difundido por el PNV en este Aberri Eguna afronta no sólo el actual tema de la gobenabilidad de España, sino también los otros dos grandes desafíos, el interior y el continental, del nacionalismo vasco. La reafirmación de la identidad es, por supuesto, el cristal con el que se contemplan todos estos asuntos. Pero dicho esto, los nacionalistas son conscientes de la "pérdida de soberanía a chorros" de los Estados nacionales europeos que conlleva la construcción europea. Europa, dice el manifiesto, se ve empujada, al inicio de un "periodo hamletiano del ser de una Europa política o el no ser de los llamados Estados nacionales soberanos".
En cuanto a ETA, el PNV estima que la principal arma contra la banda terrorista sigue siendo la culminación de las posibilidades contenidas en el Estatuto de Gernika. El manifiesto de este Aberri Eguna emplea palabras muy duras contra ETA y los movimientos que le apoyan, calificados de "anormales, fanáticos y aprovechados". Y aunque les sigue reconociendo una, voluntad de "liberar Euskadi", denuncia sin tapujos sus procedimientos. Unos procedimientos que fueron reiterados ayer. HB celebró el. Aberri Eguna con una marcha entre Hendaya e Irún, salpicada de gritos a favor de ETA, horas después de que unos desconocidos quemaran en San Sebastián el coche particular de un agente de la Ertzaintza.
Llámesele responsabilidad u oportunidad, los resultados del 3 de marzo han colocado al PNV en una nueva fase de la ya larga marcha del nacionalismo vasco. El tono y el contenido de las declaraciones efectuadas ayer por sus líderes hace pensar que éstos así lo han comprendido y que, sin renunciar a sus principios fundacionales ni olvidar su larga lista de contenciosos con la derecha española, están dispuestos a no escurrir el bulto. Si, aunque sea por la obligación de convertir la necesidad en virtud, un espíritu semejante anima al otro lado, las próximas semanas pueden deparar interesantes sorpresas.
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