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La Seguridad Social francesa tendrá este año un déficit de un billón de pesetas

Enric González

El déficit de la Seguridad Social francesa vuelve a dispararse. Dos meses después; de que se implantara un impuesto del 0,5% sobre todos los ingresos para enjugar una Meuda social" acumulada de 250.000 millones de francos (6,2 billones de pesetas), y de que el primer ministro, Alain Juppé, prometiera limitar el déficit de 1996 a 17 millones de francos, los especialistas del Ministerio de Finanzas calculan que a fin de año el déficit será como mínimo de 40 millones, cerca de un billón de pesetas.

Los cálculos ministeriales, revelados por Le Monde en su edición ole ayer, abren un nuevo frente de problemas para Alain Juppé. El primer ministro francés contaba con reducir drásticamente el déficit de la Seguridad Social este mismo año, y alcanzar un superávit en el año 1997. Pero eso no será posible. El frenazo del crecimiento económico (la actual previsión es del 1,3% para este año, frente al 2,8% con que e elaboraron los vigentes presupuestos del Estado) y el aumento del paro han roto las esperanzas gubernamentales de conseguir esas cifras.Juppé se encuentra ahora ante dos opciones malas: o bien opta por aumentar aún más las cotizaciones de trabajadores y empresarios, algo que podría provocar una auténtica revuelta, o bien recortar de nuevo las prestaciones de la Seguridad Social, opción que se muestra igualmente explosiva.

El presidente Jacques Chirac y su primer ministro han basado su política en el cumplimiento de los criterios de Maastricht y, por tanto, no pueden permitir que aumente el déficit,. Al contrario, tienen que reducirlo.

Difícil tarea

Para alcanzar el objetivo de recortar el déficit público hasta el 3% del Producto Interior Bruto en 1997, el Ministerio de Finanzas daba por seguro que as cuentas de la Seguridad Social estarían equilibradas y que, por tanto, todas las economias podrían concentrarse en el presupuesto del Estado.El fallo de las previsiones sobre la Seguridad Social hace aún más difícil la tarea del Gobierno francés para los dos próximos años.

Juppé tiene dos cuentas pendientes que complican adicionalmente el panorama. La mera, el pago de un subsidio especial para los ancianos que pueden valerse por si mismos, cuya puesta en marcha ya se aplazó desde el pasado 1 de enero hasta la misma fecha M año próximo y cuyo coste rondará los 10.000 millones de francos anuales. La segunda, el establecimiento de un surtido de subsidios a los grupos familiares, imprescindible para que la Conferencia sobre la Familia convocada para mayo no resulte un fracaso.

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