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El IME exhorta a los Gobiernos de los Quince a reducir sus déficit "de forma rápida no gradual"

Xavier Vidal-Folch

El Instituto Monetario Europeo (IME) lanzó ayer un duro mensaje a favor de que los Quince reduzcan "'de forma rápida, y no simplemente gradual", sus déficit presupuestarios. En su Informe Anual, presentado en Francfort, el instituto opina que la desaceleración económica es transitoria -la recuperación llegará en la segunda mitad del año- y no debe usarse como excusa para dormirse en los laureles. Para proseguir en esta vía, el presidente de la institución -embrión del futuro Banco Central Europeo-, Alexandre Lamfalussy, arengó a los Gobiernos a aplicar las tijeras en el gasto público. Y sugirió convertir en víctimas del recorte a los gastos sociales.El análisis del IME sobre las causas de la desaceleración del crecimiento europeo en la segunda mitad de 1995 -que reduce el total del año a una cifra sólo algo superior al 2,5%- es siamés del realizado recientemente por la Comisión. El parón se debe a los efectos retardados de los elevados los tipos de interés a largo plazo en 1994; a los acuerdos salariales alemanes; a la desaceleración económica en EE UU, y a las turbulencias monetarias que hace un año mellaron la confianza empresarial.

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Parecida es también la conclusión de las dos autoridades comunitarias: el descenso es puramente "transitorio". Las razones para este optimismo son varias. Las tensiones monetarias quedaron superadas a final de año; los tipos de interés quedaron considerablemente más bajos que un año antes; no hay signos de que el endedudamiento de las empresas "esté originando ninguna restricción sobre la inversión", cuya rentabilidad sigue alta; y el comercio mundial crecerá sustancialmente este año. De forma que, al igual que dictaminó el año anterior, el IME considera que el reto principal de la UE la reduccción del déficit, el "aspecto más débil de la convergencia".

Ganar credibilidad

Pero a la vieja receta, los gobernadores de los bancos centrales le pusieron acento. Hay que ir más deprisa. "La consolidación presupuestaria debería llevarse a cabo rápida y decididamente, y no de forma excesivamente gradual", opinan. Porque "una estrategia de mejora de la política presupuestaria dilatada en el tiempo corre el riesgo de no ganar credibilidad, por lo que el proceso de consolidación no se vería reforzado por los efectos del aumento de la reputación de la misma".

El IME contesta al argumento de que la actual desaceleración podría complicar el cumplimiento de los criterios de convergencia de Maastricht, opinando que la actual coyuntura "no constituye una justificación para retrasar las medidas de consolidación presupuestaria", puesto que "continúan siendo esenciales en sí mismas". Éstas se necesitan tanto para reducir los intereses de la deuda, como para hacer frente a las consecuencias futuras del envejecimiento de la población y garantizar una evolución económica satisfactoria. La tesis de los gobernadores es que el ajuste presupuestario "no tiene por qué producir efectos contractivos", ni siquiera a corto plazo, aunque no especifican qué medidas complementarias se deben aplicar para evitarlo.

El informe añade un nuevo argumento prospectivo. Sólo el rigor presupuestario permitirá que las finanzas públicas "se beneficien del repunte previsto del crecimiento" en el nivel necesario para que se cumplan los criterios de convergencia en el año decisivo, 1997, y la moneda única pueda instaurarse en 1999.

Lamfalussy fue aún más lejos en la presentación del documento. Para él, "es claramente insostenible el porcentaje de gasto público" con respecto al PIB, de lo que "ya son conscientes no sólo ministros y expertos, sino también la opinión y los agentes sociales". ¿Dónde están los grandes problemas? "En los gastos sanitarios y de pensiones", dijo, financiados mediante fiscalidad indirecta que acaba gravando el empleo o contribuye al déficit público. La concienciación de los agentes sociales sobre este problema es lo que hace a Lamfalussy Iigeramente menos pesimista que el año pasado".

Abandonar el "círculo virtuoso" del rigor presupuestario conllevaría todas suerte de calamidades, según el IME. Perjudicaría la credibilidad de las políticas monetarias orientadas hacia la estabilidad de precios; podría presionar al alza sobre los tipos de interés a largo plazo, y minaría la estabilidad de los tipos de cambio. Al cabo, mantener elevados niveles de déficit y endeudamiento públicos restringiría el margen de maniobra de la propia política fiscal, aumentando la presión sobre las autoridades para que relajasen la política monetaria.

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