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Socialdemocracia para las 'vacas locas'

Joaquín Estefanía

La egoísta Gran Bretaña ha demandado ayuda a sus socios comunitarios para arreglar financieramente la crisis de las vacas locas. Curioso cambio de actitud; en 1985, la señora Thatcher arrancaba a la CE el llamado "cheque británico" (de 2.000 millones de ecus: alrededor de 310.000 millones de pesetas de hoy) porque la política agrícola común no beneficiaba al Reino Unido. La Thatcher abanderó (y su sucesor John Major continuó, aunque con matices) la libertad de mercado sin interferencias; ahora, la necesidad aprieta y ha solicitado la intervención de la UE.El problema filosófico de este curioso tipo de liberalismo de una sola dirección se agrava cuando se conoce que, de producirse el apoyo pedido, se, haría con parte del dinero que Jacques Santer quería dedicar a la lucha contra el paro. El presidente de la Comisión había calculado un ahorro de unos 4.000 millones de ecus (más de 600.000 millones de pesetas) en el presupuesto agrícola de la UE entre 1997 y 1999, con el cambio del apoyo de precios al pago de ingresos directos a los agricultores.

Santer estaba peleando para que una parte de esta cantidad en vez de reembolsarse en los presupuestos nacionales para combatir el déficit de cada país (como ansían -muchos ministros de Economía), sirviese para financiar las redes de comunicación transeuropeas que proyectó su antecesor, Jacques Delors, y que llevan paralizadas más de dos años por falta de dinero. Delors y Santer (antiguo ministro de Economía) pretendían combatir el desempleo de 20 millones de personas que hay en el interior de la UE a través -en parte- de un keynesianismo continental inversor.La paradoja es que quien se puede cargar ahora este proyecto del Libro Blanco de Delors no es la ortodoxia de los ecofines, sino esta coyuntural socialdemocracia británica de las vacas locas. Ya sé que el desastre d ' el ganado británico también produce paro, pero la alternativa merece debatirse.

La Conferencia Intergubernamental (CIG) inaugurada este fin de semana tiene un gran reto: imponer el mensaje político de que se discute de asuntos que afectan directamente al ciudadano; por ejemplo, el déficit democrático y el desempleo. Sólo mediante este convencimiento se logrará que el europeo apoye también los sacrificios necesarios para llegar a la moneda única. Ya no vale para ello una mera dinámica de declaraciones hueras acerca de que la prioridad es la creación de empleo, sino que se llegue a acuerdos vinculantes. Es imprescindible convertir al empleo en criterio determinante de las iniciativas, las intervenciones y de los gastos. para que Europa pueda reivindicar su modelo social. Como dice uno de los documentos presentados en Turín, "el sistema de protección social está profundamente arraigado en la identidad y la cultura de los pueblos europeos. No debe ser visto como un problema, sino como un activo y como una de las grandes aportaciones de Europa a la mundiafización".

Mitterrand repetía que frente a la globalización que crea exclusión, Europa puede ser la mejor de las protecciones si desarrolla su modelo social original. Si la CIG lo convalidase con las reformas precisas, Miterrand, como el Cid, habría vencido después de muerto.

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