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Para Lenny Kravitz, la música es una experiencia espiritual

El artista inició anoche la gira española

Lenny Kravitz se mueve con una lentitud contagiosa horas antes del primero de los tres conciertos que dará en España. Anoche actuó en San Sebastián, hoy en Barcelona y mañana en Madrid. Pese a esa modorra, el espectáculo de su album Circus está lleno de nervio y guitarras contundentes. Para este artista que produce sonidos que recuerdan al pasado y son totalmente renovadores, la música, aún la más atronadora, "es una experiencia espiritual".

Llega a España casi al final de su gira europea y habiéndose dicho ya casi todo lo que se puede sobre su último album, Circus, lanzado al mercado en septiembre del año pasado "De momento, prefiero dedicarme a una sola cosa a la vez", dice, refiriéndose a los conciertos que aún le faltan hasta el 15 de abril. Pero luego añade que sí ha adelantado algo para un nuevo disco. "Durante la gira, he estado escribiendo algunas cosas que servirán para mi próximo trabajo. No suelo planificar demasiado, sólo al llegar al estudio empiezan a tomar forma las ideas que he ido esbozando. Lo que me espera cuando, regrese a Nueva Orleans es un album que tal vez salga en unos meses. Un trabajo mucho más enraizado en los ritmos africanos y el funk".Aunque hay quien lo ha definido como un alcohólico del trabajo, Lenny Kravitz tiene todo el aspecto de tomarse las cosas con mucha calma. "Siempre tengo cosas en la cabeza y, en ese sentido, trabajo sin parar", afirma sin convicción. Lo que sí le interesa es hacer de cada uno de sus trabajos una obra muy personal. No sólo los escribe, instrumentaliza, canta y produce, sino que controla hasta el más mínimo detalle de toda su presentación. "Un pintor normalmente trabaja a solas en su estudio y un músico como yo pretende hacenlo mismo. No necesito a un mogollón de gente a mi alrededor tratando de completar lo que yo hago. En algunas de las canciones toco yo todos los instrumentos. Lo mío intenta ser al final como un delicado objeto hecho artesanalmente".

Circus es un trabajo que, pese a las buenas críticas, no ha sido bien comprendido. "No quiero salir ahora con lo de que nadie me comprende, no es eso", aclara Kravitz, "pero es cierto que parece' haber un cliché que me persigue, el de que hago música inspirada en los setenta, y pienso que mucha gente se siente condicionada por esa idea. Con los años quizá se valore este trabajo en su medida, pero, reconozco que también me gusta que no se comprenda inmediatamente lo que hago. Las cosas que dicen de mí a veces en la radio no dejan de alucinarme".

Entre esos comentarios que le han sorprendido figuran los que califican de "satánicas" las inquietantes y bellas fotos que acompañan el disco, en las que el artista explota su figura felina, a veces desnuda, con un largo rabo de animal o el rostro pintado con dibujos. Una conexión extraña con la mística religiosa de algunos de sus temas. "Esas imágenes están conectadas más de lo que parece con lo religioso. Hablan de muchas cosas, pero también del constante dilema moral, que vivimos en nuestro interior, en el que nuestras partes más oscuras conviven con las más elevadas. Es el circo de la vida, el que da el título al album".

Lo religioso aparece como uno de los elementos dominan tes en este Circus. "Yo crecí en una atmósfera religiosa muy abierta en mi familia, nadie me forzó a nada. Desde pequeño me sentí atraído por la religión, iba a las iglesias, es algo que me vino solo. Aprecio el don para la música que me ha dado Dios".

La 'suite' de un 'okupa'

,La suite que Lenny Kravitz ocupa en el hotel parece recién desvalijada. La ropa está tirada por los suelos, a lo lejos se ven unas sábanas revueltas y alrededor hay grandes cajas con parte del equipo. Sus tiempos de okupa parecen haber dejado huella. El reposa hundido en un sillón del que apenas se mueve y habla lenta y brevemente. Un catarro parece tenerlo anestesíado y no se muestra muy locuaz.Lenny Kravitz dice que, a pesar del éxito, no se ha aislado del mundo ni ha cambiado sus costumbres. "No soy de esos tipos que cuando se hacen famosos viven en mansiones y salen rodeados de guarda espaldas. Yo crecí en las calles y sigo saliendo para estar con la gente y no perder el contacto. En Nueva Orleans vivo al lado de Bourbon Street, que es uno de los lugares donde más viva se ve a la gente y donde la música está siempre en las calles. Nunca renunciaré a ello. Para un músico esto es fundamental".Este neoyorquino, sin embargo, parece no saber muy bien por qué su música desde un principio ha sido mejor aceptada entre un público mayoritariamente blanca que entre la comunidad afroamericana. "Le pasó a Sly Stone, a Jimi Hendrix y a Bob Marley, Quizá porque no hacíamos la típica cosa que ellos esperaban, y es todo música negra. Todo el rock and roll lo es y parece que ellos no terminan de darse cuenta".

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