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¿Así defendéis Euskal Herria?

Los trabajadores del concesionario navarro quemado por encapuchados increpan a los concejales de HB

La indignación y la rabia les condujo hasta el salón de plenos del Ayuntamiento navarro de Burlada. "¿Así defendéis Euskal Herria? ¿Qué les digo yo a mis hijos?", increparon a los dos concejales de HB que se negaron a condenar el sabotaje, que les ha dejado sin trabajo. "Yo soy mucho más vasco que vosotros" y "nosotros luchamos contra la policía para que estuvierais ahí sentados" fueron frases que tuvieron que escuchar los ediles radicales, portavoces de la sinrazón que refleja el comentario de que "el atentado ha venido bien a la empresa" pronunciado por uno de éstos.La asistencia al pleno que condenó el atentado contra el concesionario de automóviles Lipauto, en Burlada (Navarra), permitió a sus 14 empleados recriminar su apoyo a quienes alientan locuras como la que ha mandado al paro a 14 familias, pero no despeja la incógnita de su futuro, sin aclarar por obra y gracia de una "cuadrílla de iluminados", afirman, que les han quemado no sólo su empresa, sino la "dignidad".

Un amasijo de chatarra, muros curvados y hierros retorcidos es lo que queda de un negocio de venta y reparación de vehículos Renault de 2.800 metros cuadrados que alimentaba la ida y la esperanza de un grupo e profesionales navarros desde febrero de 1988.

"El expediente de regulación con suspensión de empleo nos manda al paro y nos deja sin trabajo con carácter indefinido", dice KoIdo Argós, delegado sindical de la empresa por la central vasca ELA-STV. "Independientemente del cobro del desempleo, la incertidumbre es saber si Lipauto se volverá a levantar en el mismo o en otro lugar y saber cuándo y cómo se cogerá a los trabajadores. Nuestras edades están comprendidas entre los 54 y los 22 años. Casi todos tenemos familia y un solo sueIdo en casa, y el futuro se presenta complicado", añade.

Los vándalos encapuchados no sólo quemaron en la noche el sábado pasado, día 23, un concesionario de coches, sino que achicharraron las ilusiones y esperanzas de 14 trabajadores. "Yo os di el voto; pero será la última vez", había gritado a los concejales de HB uno en medio de su dolor. Rafael, empleado desde hace siete años en Lipauto, expresa: "Me siento impotente. Me he levantado, he leído los periódicos, he salido a la calle, veía a los abuelos sentados, los coches que pasaban, una excavadora que trabajaba en una obra..., y todo el rato me hacía la misma pregunta: '¿Qué pinto yo aquí?'. Hasta me extrañaba que la radio siguiera funcionando y que hubiera música en los bares. Es como si me hubiese quedado desconectado de todo eso".

Esa extraña sensación de parálisis afecta a todos ellos. Dioni, de 40 años y desde los 14 en la Renault, recuerda: "Durante años hemos luchado por conseguir unos ideales y les hemos allanado el camino a estos que ahora se dedican a tirar cócteles molotov sin tener ni idea de nada. Nosotros, y no ellos, hemos luchado para que un juez les pueda poner en la calle con 200.000 pesetas de fianza. Nosotros nos hemos partido los cuernos para que todo el mundo, ellos incluidos, puedan defender sus ideas. Y ahora vienen y nos joden de esta manera".

Cerca de 300 millones de pérdidas y una larga y compleja batalla con aseguradoras e instituciones dificultan el futuro que la dirección de Lipauto lucha por aclarar. "Estamos en un impasse y es pronto para decir nada", asegura Patxi Esparza, presidente del Consejo de Administración de Lipauto, propiedad de la empresa Jesús Unsáin, SA, que posee otro concesionario de Renault en Pamplona.

"Vamos a solicitar ayudas al Gobierno de Navarra porque esto trasciende el ámbito de una empresa que se cierra sin más", declara Juan José Artun, gerente. La dirección escucha buenas promesas, pero quiere hechos, y recuerda que Renault ha perdido cuota de mercado y que las inversiones para el traslado de la actividad al cercano polígono industrial de Burlada requerirá inversiones millonarias. En definitiva, que la reapertura de Lipauto no está garantizada.

El sindicato ELA, mayoritario en Unsáin, ha pedido al radical LAB, integrado en KAS y con el que mantiene una delicada unidad de acción, que se pronuncie "críticamente" contra estos actos. Ajenos al dolor, FIB y LAB, guardan silencio.

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