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Debate en torno a una puerta

Más lentos de arrancada, los 'buses azules no convencen a sus conductores

Para los conductores son más lentos, menos potentes. Para los usuarios, bonitos y menos cómodos. "Todos los días alguien me da la bronca por la puerta trasera", se queja el conductor de un ecobús de la EMT. La salida, al final del bus, es, según el chófer, lo único que llama la atención del viajero. "No exagero, todos los días alguien protesta. La verdad es que si el coche contamina menos no parece preocupar a nadie", insiste."Para mejorar la calidad del servicio, lo único importante es la cantidad de autobuses. El resto es no ir al grano", señala un hombre de 60 años que espera en la plaza de Manuel Becerra la llegada del Circular. A pocos pasos, en la línea 2, aparece uno de los 15 autobuses no contaminantes que recorren Madrid.

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"Son muy alegres y bonitos", dice Manuela, de 71 años. "Me parece que todos deberían ser ecológicos y de colores. Lo único que no me gusta es lo de la puerta trasera. El primer día casi no pude bajarme en mi parada, no encontraba la salida. Ahora todo el mundo se amontona en la parte de atrás para aproximarse a la salida. Es muy incómodo".

"La gente que protesta se equivoca", dice el inspector de una estación.. "Quizá la puerta trasera es menos cómoda, pero más segura. Las centrales son peligrosas, porque, si alguien se cae, lo hace, sobre las ruedas. Con la puerta trasera no ocurre. Y los ecobuses disponen de un sistema de seguridad que los bloquea si las puertas están abiertas. "Pero la mayoría de la gente es muy pasota, quiere llegar pronto y le da igual si el coche contamina o no", asevera el inspector.

El gerente de la EMT, Tomás Burgaleta, se suma al debate: "El autobús dispone de mayor capacidad virtual, ya que en los normales la puerta central disuade a los usuarios de ocupar la parte trasera y se aglomera en la delantera". El aforo no virtual es de 28 plazas de pie y 78 sentadas.A las quejas de los usuarios se suman las de los empleados de la EMT. "Para nosotros no son demasiado cómodos", asegura un conductor. "Aunque te acostumbras a todo". "En general, los conductores están contentos, pero también tienen sus problemas. Son buenas máquinas, pero, por ejemplo, son más lentos", explica el inspector. Burgaleta contradice la afirmación: "Tienen las mismas prestaciones que los tradicionales".

Un chófer insiste: "Son muy lentos". El inspector añade: "La velocidad preocupa a los. conductores; trabajan con un horario y deben apurar para cumplirlo". Un portavoz de Iveco-Pegaso, empresa fabricante, precisa que el ecobús puede circular a 74 kilómetros por hora: "Bastante para una ciudad en cuyo casco la media es de 14 por hora".

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Lo que resulta insólito es el tiempo de recarga: tras recorrer 240 kilómetros diarios (su autonomía es de 400, gracias a las seis bombonas con capacidad para 165 litros de gas natural que llevan en el techo), cada noche se dirigen a la estación de llenado de Gas Natural del distrito de Fuencarral. En llenar las bombonas se tarda entre cuatro y seis horas. "Demasiado, ¿no?, sentencia un conductor.

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