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Ruidos y humos, al garete

Todos aquel que ha experimentado ir pegado a la trasera de un vehículo diesel de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), en moto o bicicleta sabe lo que es tragar humo negro y llegar a casa hecho un deshollinador.

El objetivo del ecobus es la reducción de la contaminación sonora y ambiental, así como emplear un combustible alternativo a los derivados del petróleo. El Gas Natural Comprimido (GNC) resulta una energía muy limpia, ya que se compone casi exclusivamente de gas metano. Su combustión produce unas emisiones sin derivados de azufre, óxidos de nitrógeno y partículas no quemadas, que dan lugar a la lluvia ácida y a partículas como las dioxinas.

El gráfico de esta página enfrenta los niveles de emisión de contaminantes de los ecobuses con los máximos recomendados en 1993 por la Unión Europea para vehículos de gasóleo.

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En cuanto al ruido, el sonido ambiente fuera de un autobús de gasóleo asciende a 88 decibelios (dBa), mientras que el ecobus reduce esta emisión sonora a 78. Dentro de los buses rojos convencionales el ruido es de 85 dBa, mientras que en el de GNC se rebaja a 74 decibelios.

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