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La Cámara alta rusa pide a la Duma que vuelva a debatir su simbólica resurrección de la URSS

La anulación simbólica del acuerdo que en 1991 puso fin a la URSS aprobada por la Duma estatal, Cámara baja del Parlamento, continuó ayer siendo el centro de las pasiones políticas de Rusia y fue discutida, a petición del presidente Borís Yeltsin, por el Consejo de la Federación o Cámara alta. Durante los debates, algunos senadores llegaron a proponer aplazar por dos años los comicios presidenciales de junio, pero la Cámara alta no brindó al presidente el decidido apoyo que esperaba Yeltsin, limitándose a instar muy diplomáticamente a los diputados que volvieran a discutir el problema.

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Yeltsin arreció ayer en sus ataques contra la Duma, continuando la ofensiva política lanzada el viernes, después de que los diputados votaran a favor de anular el Acuerdo de Minsk, que hace cuatro años selló la defunción de la URSS. El presidente envió una carta al Consejo de la Federación en la que pidió debatir las criticadas resoluciones adoptadas por la Duma y en la que argumenta que como éstas restablecen en Rusia la vigencia de la Constitución soviética de 1977 y rusa de 1978, "según la lógica de los diputados de la Duma estatal" resultaría que él es el único dirigente legítimo, ya que fue elegido "por los ciudadanos rusos en 1991 de acuerdo con las leyes soviéticas y rusas" y su plazo no ha expirado, mientras que los plazos de los sóviets supremos soviético y ruso -así como del presidente soviético- todos han terminado.El proyecto de resolución preparado por el Comité de Legislación Constitucional de la Cámara alta se ponía claramente del lado de Yeltsin al afirmar que las resoluciones aprobadas el viernes "no dejan lugar a dudas de que una de las cámaras del Parlamento ruso ha emprendido el camino de minar la unión del poder estatal en el país, de transgredir brutalmente la Constitución y de ignorar los intereses del multiétnico pueblo de la Federación Rusa y de los pueblos de la antigua URSS". Además, acusaba a los diputados de "haberse subido a la plataforma del populismo y el aventurismo" en vísperas de las elecciones presidenciales al votar por unas resoluciones "de claro carácter provocador y que significan un serio golpe contra la integración internacional y, en primer lugar, contra la integración en los marcos de la Comunidad de Estados Independientes" (CEI); protestaba "enérgicamente por el apresuramiento y ligereza" demostrados y los instaba a "anular las mencionadas resoluciones".

Sin embargo, los miembros del Consejo de la Federación se negaron a aprobar los textos citados y, en su lugar, votaron a favor de un diplomático documento en el que, mostrándose solidarios con la "aspiración" de la Duma "de tomar todas las medidas pára acelerar la integración" de los pueblos que formaban la URSS, hacen notar que las resoluciones del viernes "pueden crear determinados obstáculos en el camino de este noble objetivo", como se desprende de la reacción de una serie de dirigentes de la CEI y, por tanto, piden que "se vuelva a discutir sobre los citados textos y a analizar las posibles consecuencias de su aprobación".

La negativa a apoyar los proyectos duros es muy sintomática, ya que el Consejo de la Federación está formado por los líderes regionales, que sienten el pulso de la Rusia profunda. Es decir, puede indicar que Yeltsin quizá esté cometiendo un error al atacar con tanta virulencia a la Duma.

En sus ataques de ayer, Yeltsin calificó la sonada resolución de la Duma de "poco inteligente y dañina para Rusia y los otros países de la CEI", advirtiendo que tenía consecuencias sumamente negativas. "La Duma ha atentado contra el Estado ruso, lo que es perseguido por la Constitución (...) y debe responder por sus acciones irresponsables", declaró Yeltsin amenazante después de entrevistarse con el presidente georgiano, Edvard Shevardnadze, que se encontraba de visita oficial en Moscú.

El líder ruso tuvo el apoyo decidido de Shevardnadze, que incluso canceló la reunión prevista con el jefe de la Duma, Guennadi Selezniov, en protesta por la resolución del viernes. "Que nadie piense que esta cuestión interesa sólo a Rusia. Se trata de una vuelta al régimen totalitario, lo que toca los intereses de todos los Estados independientes de la Comunidad", dijo Shevardnadze, quien, además, propuso celebrar una reunión extraordinaria de la CEI para tratar de la anulación del Acuerdo de Minsk.

El mismo Selezniov se mostró "muy sorprendido" por la carta de Yeltsin al Consejo de la Federación, ya que, en su opinión, "la resolución de la Duma es un documento político y cívico, que no restablece nada".

A pesar de todo, puede que Yeltsin obtenga una victoria moral en este enfrentamiento, ya que la Duma está dispuesta hoy a reexaminar las resoluciones del viernes e incluso a introducir pequeñas correcciones.

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