El equipo de orientación, factor clave para la buena marcha de la secundaria

El próximo mes de septiembre se implantará con carácter general en toda España el primero de los cuatro cursos de la educación secundaria obligatoria (ESO), la nueva etapa del sistema educativo de la LOGSE, correspondiente al periodo comprendido entre los 12 y los 16 años de edad del escolar. Algunos docentes temen que sea precisamente en esta etapa donde comience a naufragar la reforma.Aunque todo el mundo reconoce lo positivo que es el que se amplíe en dos años la escolaridad obligatoria, el que se retrase precisamente en esos dos años el momento de la división entre quienes van a hacer el bachillerato pensando en la universidad y aquellos otros que sólo están en condiciones de incorporarse al mundo laboral cuanto antes, plantea a muchos docentes el problema de cómo atender en las mismas aulas a unos y otros: a quienes están motivados hacia el estudio y a quienes no lo están en absoluto.

Los teóricos de la reforma, que no niegan la existencia de ese problema, creen que el servicio de orientación será un factor absolutamente clave para que la nueva secundaria consiga sus objetivos.

Francisco Delgado, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA), teme que igual que no está garantizada el aula tecnológica en todos los centros de secundaria, tampoco lo esté el servicio de orientación. Y advierte otro problema: "que esta función, la de la orientación, no está muy arraigada en el nivel de enseñanzas medias, donde muchos docentes no tienen el hábito de trabajar en equipo a la hora de orientar a cada alumno".

El Ministerio de Educación colocará, a partir del próximo curso, al menos un psicopedagogo en cada instituto en que se imparta la ESO. Así lo asegura la jefa del Servicio de Orientación del Centro de Desarrollo Curricular de Educación, María Luisa Galán. Las funciones de los orientadores básicamente se resumen en tres aspectos: el primero es el apoyo al proceso de aprendizaje, o lo que es lo mismo, colaborar con los profesores en el desarrollo y planificación de la enseñanza y el aprendizaje. Se trata de organizar en proyectos curriculares todo lo que se va a enseñar en cada curso.

La acción tutorial es la segunda de las tareas de los orientadores. "Los profesores tienen que responsabilizarse del progreso del alumno, en cuanto a valores, actitudes y contenidos. Pero esa tarea es más difícil en la etapa de la ESO. En la primaria siempre hay un profesor de referencia. En cambio, en la secundaria el alumno tiene varios profesores y un tutor", explica María Luisa Galán. El tercer paso de estos nuevos orientadores del ministerio es el de encaminar el futuro académico de los alumnos: ayudarles a decidir informándoles de la oferta educativa y de las salidas profesionales que existen.

Todas estas funciones son a tres bandas: es necesaria la colaboración del alumno, el profesor y los padres. Cada departamento de orientación consta de tres o cuatro profesionales: un orientador más dos profesores de apoyo al aprendizaje de los alumnos. Para el próximo año se asegura la dotación al menos de un psicopedagogo y en los próximos dos se completaría con el resto del equipo. En la actualidad existen 456 departamentos de orientación en los institutos del territorio MEC.

"El servicio de orientación es el elemento más importante para conseguir una enseñanza de calidad", dice Gerardo Echeíta, uno de los responsables de esta materia en el Ministerio de Educación, quien está convencido de que "puede contribuir a terminar con el fracaso escolar".

El aporte básico de la reforma es la tendencia a individualizar la enseñanza, a tener en cuenta las características del alumno. Pero no siempre ha sido bienvenida la figura del orientador en los centros, que nació hace cuatro años. "Ahora los profesores son los primeros en apreciar la tarea que se les demanda. Ha sido necesario un tiempo de ajuste entre ambas partes", añade Echeíta. El modelo de relación entre el profesor y el orientador ha de ser de colaboración. "Nada de jerarquías; no es el experto frente al que no sabe. Son dos profesionales con conocimientos distintos y complementarios".