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La obra de la modelo y pintora Suzanne Valadon se expone en Suiza

La prestigiosa Fundación Gianadda, en la capital del cantón del Valais, Martigny, presenta hasta el próximo 27 de mayo la obra de Suzanne Valadon, una de las artistas francesas más apasionantes nacidas del impresionismo y musa y amante, antes de convertirse en pintora, de prestigiosos artistas como Puvis de Chavanne, Renoir o Toulouse-Lautrec y madre del no menos relevante Maurice Utrillo.La terrible María, como la llamaba su gran amigo Degas, uno de los artistas más influyentes en su obra, fue una autodidacta rebelde que no se enmarca en ningún movimiento. Nacida en 1865, de padre desconocido, vivió pobremente con su madre, modista, en el barrio parisiense de Montmartre, donde empezó a trabajar a los 12 años. El entorno artístico -la mayoría de los 14.000 pintores y escultores de París vivían en el barrio- y su belleza la llevaron a posar a los 15 años bajo el nombre de María.

De todos los artistas que la pintaron aprendió algo. Pierre Puvis de Chavannes fue, sin saberlo, su profesor de arte. "Hablaba y hablaba sin parar", diría la artista, que aprendía mirando a los que la pintaban. Pero fue Toulouse-Lautrec, con quien mantuvo una tormentosa relación sentimental, el que se dio cuenta del talento de la modelo y la empujó a que dedicara su vida al arte. Incluso colgaba en las paredes de su estudio sus dibujos y desafiaba a los visitantes a que adivinaran el autor.

Desnudos maculinos

La obra de Suzanne, de un gran realismo, denota una independencia solitaria, una voracidad de vivir y una sensualidad sin límites, que no es otra cosa que el reflejo de su propia personalidad. Desafiando todas las convenciones sociales de la época, fue la primera mujer que se atrevió a pintar desnudos masculinos.Su último marido, André Utter, 20 años más joven que ella, le fue presentado por su hijo natural Maurice, a quien dio el apellido el pintor y periodista catalán Miguel de Utrillo. Utter amplió los horizontes culturales e intelectuales de la artista y la persuadió de que debía abandonar el dibujo y el grabado y su estilo demasiado convencional y volver a los pinceles. En 1909 posó con Utter para su pintura Adán y Eva, el primer cuadro pintado por una mujer que mostraría un desnudo femenino y masculino. Cuando envió la obra a los Independientes, en 1920, tuvo que añadir una hoja de parra al sexo de Adán.

La exposicion de la Fundación Gianadda presenta unas setenta pinturas y medio centenar de obras sobre papel procedentes de colecciones públicas y privadas de Suiza, Francia, Alemania y Estados Unidos. Con Valadon, la fundación continúa el ciclo dedicado a mujeres pintoras iniciado con Camille Claudel y Marie Laurencin.

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