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El Reino Unido tuvo que enviar cinco hígados a España por falta de infraestructura para trasplantes

La accidentada muerte de Nicholas Geldard, un niño británico de 10 años que acudió a cuatro hospitales antes de fallecer de un derrame cerebral, así como el envío de cinco hígados a España, desde el pasado mes de noviembre, para su trasplante por falta de camas en las unidades de cuidados intensivos, han puesto al Ministerio Británico de Sanidad contra las cuerdas. Las donaciones ya han sido utilizadas en receptores españoles, según la Organización Nacional de Trasplantes. Se da la circunstancia que uno de ellos procede de Leali Betts, la joven fallecida en noviembre a causa del consumo de éxtasis, cuyos padres donaron todos sus órganos.Otros países europeos han sido igualmente receptores de unos órganos que de otro modo se hubieran perdido, debido a la imposibilidad de ser utilizados en el Reino Unido por importantes carencias de infraestructura. El ministro Stephen Dorrell abogó esta semana por "una mejor gestión de los recursos

En trasplantes, la situación ha sido calificada de "auténtico desastre" por Roy Calne, profesor de Cirugía de la Universidad de Cambridge y pionero en Europa en el desarrollo de los trasplantes. Calne reconoció esta semana en la BBC haber rechazado 29 hígados en menos de un año. Aseguró que no disponía, en Cambridge, de plazas para atender a sus pacientes, 11 de los cuales murieron en la espera.

Los centros hospitalarios cifran en unos 60 millones de pesetas al año el coste de una cama en cuidados intensivos. Varios hospitales han tenido que clausurar parte de los servicios al no poder hacer frente a los gastos. La falta de personal especializado es otra de las causas aducidas. El coste de una cama de cuidados intensivos es hasta seis veces mayor que una normal, hospitalaria, debido a la atención especializada que requieren durante 24 horas, además del gasto en dispositivos médicos y farmacológicos.

Calne ha sugerido que, en estas condiciones, habrá que "racionalizar" los tratamientos. En otras palabras, elegir a los enfermos con mayores posibilidades de supervivencia. "Cuando no haya camas pediátricas podría trasladarse al niño a una de adultos", indicó el cirujano. "No es la solución ideal, pero es mejor que asistir a estos viajes en busca de una plaza". El colegio de médicos del Reino Unido afirma que casi 3.000 pacientes pueden morir al año por falta de recursos.

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