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1.500 camiones descargan bajo un "prohibido tirar basuras"

Vicente G. Olaya

Un gran cartel metálico indica en un descampado del distrito de Hortaleza: "Prohibido verter tierra y escombros". Tras él, gigantescas montañas de basuras se extendían a lo largo del horizonte. El enorme basurero ilegal de Las Cárcavas rebosaba ayer basura, polvo y mal olor. Camiones cargados de escombros se agolpaban por la tarde en su camino de entrada. El vertedero, a pesar de su ilegalidad, tiene taquilla y cobradores. Según el Ayuntamiento, pasan por sus oficinas unos 1.500 camiones cada día. "Tenemos que pagar 500 pesetas por cada camión pequeño de escombros y 700 por los grandes", decían los conductores.PASA A LA PÁGINA 3

"En un año comeremos pan cultivado sobre escombros"

VIENE DE LA PÁGINA 1

En la puerta de Las Cárcavas, dos hombres, refugiados en un remolque que hace las veces de oficina y puesto de control, cobraban en la tarde de ayer a los camioneros que se acercaban al vertedero. "Les damos un recibo porque aquí todo es legal. Los periodistas no hablan más que de mentiras sobre este vertedero. Dicen que no somos legales. El Ayuntamiento mismo descarga aquí entre 40 y 50 camiones diarios de escombros de sus obras. ¡Cómo va a ser ilegal todo esto!", decía uno de los cobradores.

Antonio Grande, 66 años, uno de los cientos de camioneros que ayer soltaba su carga de cascotes y tierra, daba otra versión: "Aquí están todos metidos. ¿Cómo es posible que los guardias no pongan aquí nunca multas y en cambio en otros vertederos te hundan a sanciones? Hay mucha gente del Ayuntamiento untada. Yo conozco a uno de los dueños de todo esto y hasta hace poco era un pringao, un quinqui. Conducía un camión peor que el mío. En cambio, ahora está forrado de millones. Aquí las cosas no cuadran. Si dicen que esto es ilegal, ¿cómo es posible que el Ayuntamiento suelte aquí sus propios escombros?. Yo, por ejemplo, trabajo para una contrata municipal. Traigo los escombros que han salido de las aceras de la calle de Colombia, en Chamartín. A mí, que me expliquen qué es lo que pasa aquí".

"Es¡t es una tontería", le respondía uno de los empleados del vertedero. "Esta zona está dedicada a escombrera desde hace más de 40 años. Los terrenos pertenecen a una empresa completamente legal, pagamos nuestros impuestos y todo eso. Además, Las Cárcavas no es un único vertedero, sino ocho, cada uno con un dueño. Sus propietarios los han ido cerrando con el tiempo porque las escombreras sólo tienen una vida activa de unos cinco años".

Este empleado afirmó que el vertedero no es un buen negocio. "Aquí apenas hay movimiento ... Un camión, dos ... Ya ve, no hay nadie", explicaba mientras una docena de volquetes pasaban por caja en menos de diez minutos.

Este responsable añadió también que el vertedero de Las Cárcavas, cuando esté completamente repleto de escombros, será cubierto de "tierra limpia". "Ya hemos recubierto algunos terrenos para plantar trigo. A lo mejor el año que viene el pan que se come usted vendrá de Las Cárcavas", y señala un terreno lleno de plásticos, ruedas dé coches, papeles y cajas de mandarinas podridas. "Mire, ya está arado", dijo refiriéndose a una parcela sucia y maloliente.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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