La crisis de la ONU acapara la atención de los líderes

La crisis por la que atraviesa la ONU acaparó buena parte de la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno. El primer ministro británico, John Major, señaló a sus anfitriones asiáticos la conveniencia de adaptar y reformar este organismo multilateral y, desde luego, encontrar una solución a sus graves problemas financieros. Major sugirió la idea de celebrar algún tipo de cumbre específica para estudiar el problema.No fue la suya la única intervención en ese sentido. Casi todos los líderes europeos hicieron alguna mención. El primer ministro irlandés, John Bruton, realizó una comparación sangrante: "Se gasta más dinero en Nueva York para mantener a su policía que las Naciones Unidas en operaciones de seguridad". Para la ministra de Exteriores de Suecia, Lena Hjelm-Wallen -que representaba a su primer ministro, Ingvar Carlsson-, "si hay crisis en las Naciones Unidas, puede haber crisis en todo el multilateralismo. Eso hay que explicárselo a la opinión pública, y especialmente a la de, Estados Unidos".

Europa empieza a estar harta de los gastos que le ocasiona la ONU y ve con ojos muy críticos las permanentes amenazas de Estados Unidos tendentes a reducir su aportación financiera. Pero también empieza a estar harta de que países como los asiáticos, reunidos ayer, sigan sin hacer una aportación acorde con sus posibilidades económicas. Muchos de estos países hace ya años que dejaron el subdesarrollo y algunos también la condición de países en vías de desarrollo, porque se han convertido ya en potencias económica con un estimable nivel de vida y grandes potencialidades de futuro. Pero su argumento de defensa fue implacablemente lógico: "Estamos dispuestos a pagar, pero a cambio queremos tener más poder en el organismo".

Filipinas, que no se encuentra entre los más ricos reunidos ayer, se ofreció a contribuir a financiar la ONU, pero también con una condición: "Si pago yo, que paguen todos", afirmó el presidente Ramos.