Buchanan asegura que si gana en Arizona obtendrá la candidatura republicana
"Creo sinceramente que si gano en Arizona puedo ganar la candidatura", dijo un exultante Pat Buchanan en el marco ideal para hacer su campaña: el O.K. Corral de Tombstone, un remedo de pueblo del salvaje Oeste en el que se representan peleas y atracos de bancos para diversión de los turistas. Disfrazado en los tres últimos días de vaquero urbano, Buchanan se ha dedicado a explotar los temores a la inmigración y las desigualdades sociales para atraer al voto republicano. Bob Dole, que ha despedido a algunos responsables de su campaña, confiaba ayer en obtener su primera victoria en una primaria.
Arizona ofrece 39 delegados y los sondeos sitúan en cabeza, por este orden, al trío formado por Bob Dole, Pat Buchanan y Steve Forbes, que resucita después de Delaware. Por suerte para Dole, además de Arizona ayer iban a las urnas dos Estados en los que se presentaba como favorito, Dakota del Norte y Dakota del Sur, con 36 delegados en juego y con una población que vive de las exportaciones agrarias y que, por tanto, rechaza el mensaje de Buchanan en contra del comercio internacional. Pero el probable éxito en las Dakotas sería un magro consuelo para Dole si Buchanan vence en Arizona, que nunca antes había celebrado una primaria. La previsible baja participación juega a su favor, por la militancia y el activismo de sus seguidores.
En Arizona, Buchanan ha encontrado calor y comprensión entre los asistentes a sus mítines: amantes de las armas ante los que blande fusiles, airados enemigos del aborto, trabajadores afectados por la crisis económica que confunden inmigración legal e ilegal y clases medias blancas asustadas por el Tratado de Libre Comercio: "De aquí al año '2001 van a fabricar tres millones de coches en México. ¿De dónde creéis que van a quitarse esos puestos de trabajo, amigos, míos".
Bob Dole, mientras tanto, ha entrado en acción: "Estoy cansado de ser el segundo", dijo el lunes por la noche, después de cortar un par de cabezas, la del responsable de estrategia electoral y la del número dos de su campana, por los malos resultados en New Hampshire y por la pobre imagen que él está dando, cuando sólamente unas semanas hace sola, era considerado el candidato inevitable del Partido Republicano.
Voto dividido
Los resultados de la jornada de ayer, además de las primarias del sábado en Carolina del Sur y Wyoming, indicarán si Dole consigue enderezar la campana o si sus últimos movimientos están dictados más por el pánico que por la confianza. Para su desgracia, el voto conservador moderado seguirá dividido mientras Lamar Alexander y Steve Forbes sigan en la carrera, al tiempo que no hay otro candidato que polarice el voto de los extremos como lo hace Pat Buchanan.
Pero el imán de Buchanan no se debe sólo a su radicalismo populista. La receptividad de los votantes ante asuntos económicos y sociales, despreciada por el resto de los candidatos, es lo que le da fuerza y popularidad, como confirmaba ayer un sondeo de The New York Times y la CBS: el 57% de los votantes republicanos cree que hacen falta barreras proteccionistas para favorecer a la industria nacional y el 43% del conjunto de los electores está convencido de que el nivel de vida de los norteamericanos caerá en el próximo decenio. Dole aún es visto por el 39% de los republicanos como favorito, pero su estimación es descendente, al contrario que la de Buchanan,con un 25%, aunque también es el que más iras concita. El 69% de los seguidores de Buchanan cree que éste ganaría a Clinton en noviembre, frente al desanimado 35% que piensa que Dole podría pelear con éxito por la Casa Blanca.
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