De paradojas, parafasias y papelinas
De paradoja insólita calificaba ayer un editorial de este periódico que el número de ciudadanos que desea que gane el PP sea menor que el de los electores dispuestos a votarle. No es la única. Hubo hace poco otro sondeo en el que el encuestado afirmaba que González estaba mejor preparado que Aznar, aunque aseguraba al mismo tiempo que ganaría el PP. Esto no es nada: en Barcelona una violada acaba de ser indemnizada con el coche en el que se produjo la agresión, y el semen de Copito carece de nieve (¡un semen sin semillas!). Más aún: Anguita no pudo acudir al entierro, de Horacio Fernández Inguanzo, un comunista histórico asturiano, pero Álvarez Cascos le hizo en Gijón una necrológica que ya querría para sí, Dios mediante. Y lo que ha impedido que hubiera debates. electorales en la tele fue el deseo excesivo de que no dejara de haberlos por parte de todos. De otro lado, éste es un país de centro izquierda en el que pronto tendremos un Gobierno de derechas de los de toda la vida.De forma que si estás irresoluto, o simplemente perplejo, apresúrate lentamente, y vístete despacio, pues hay prisa porque decía el indeciso, que contradicción. Aunque al aso que vamos a lo mejor pierden las elecciones todos los partidos y las gana una figura retórica, o sea, una paradoja. Lo que no sabemos es de qué tipo, si literaria, filosófica o existencial. Yo me inclino por la existencial, aunque Aznar no deja de citar a Neruda y a Cernuda: los elige de manera que rimen porque tiene su propia concepción de lo poético. Además, merienda con Alberti. Y es que le da lo mismo ponerse al frente de un Gobierno que de una paradoja con lo difíciles de manejar que son estas figuras. Para eso fue el primero en montarse en lo que los demás llamaban despectivamente la cuadratura del círculo: menos fiscalidad y menos déficit, aunque prestaciones por un tubo y mili pagada de seis meses. Y honradez, y transparencia y Fraga a todo rapo sin renunciar por eso a las pensiones que no votó, al aborto del que abominó o al divorcio contra el que tanto dispararon sus antecesores. Además de eso, Cernuda en la mesilla, junto a Ortega y Gasset, esquina a Juan Bravo, Padilla y Maldonado, faltaría más, y condón para el sida, a pesar del obispo. Y sus segundos, ya digo, haciendo elogios fúnebres de los cadáveres que no puede atender Anguita, porque a Anguita no le marca la campaña ningún muerto, hasta ahí podríamos llegar.
Dice Nietzsche que a lomos de las paradojas se camina hacia todas las verdades y la verdad es que Aznar no sólo tiene a su favor las contradicciones arriba enumeradas, sino que ahora resulta que muchos progres expresan su miedo a que no gane el PP, no ya por la cosa de la alternancia, siempre tan saudable, sino por si se enfadan. Yo creo que esto no es una paradoja filosófica, ni literaria, ni existencial. Esto parece una paradoja zoológica, como el ornitorrinco, que es un ser imposible. Y si me apuran, ni eso: ya verán cómo al final se resuelve todo en una parafasia, o sea, una perturbación del lenguaje del mismo tipo de aquélla que le hizo confundir a Aznar, en Canarias, la papeleta con la papelina. Estamos listos.
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