González asegura que dejara el poder sin ira
Felipe González puso ayer buena cara al mal tiempo atmosférico y demoscópico. La Coruña le acogió con un tiempo de perros, entre aguaceros y fuertes vientos, y en la mente le bailaban probablemente las cifras de las encuestas del fin de semana, todas ellas adversas a su partido. Pero el líder socialista evitó la menor referencia a los sondeos y se concentró en explicar por qué a España le conviene que gane el PSOE. En todo caso, dijo ante 15.000 simpatizantes: "Cederé el poder, si quieren los ciudadanos, sin ningún tipo de ira; es más, con todo mi agradecimiento por tanta confianza durante tantos años".
El guerrista Francisco Vázquez, alcalde de La Coruña y líder de los socialistas gallegos, le hizo un recibimiento de lujo, con un Coliseum repleto a pesar del tiempo infernal. "Felipe, queremos que sigas, necesitamos que sigas quienes pertenecemos a las regiones más desfavorecidas", le dijo Vázquez.González dejó a un lado las encuestas y expresó su irritación al recordar la pregunta "ofensiva" de José María Aznar sobre si los socialistas dejarán el poder sosegadamente, como UCI). "Cederé el poder, si quieren los ciudadanos, sin ningún tipo de ira; es más, con todo mi agradecimiento por tanta confianza durante tantos años", respondió, mientras el personal se removía en su asiento ante la hipótesis de la derrota. "Somos corredores de fondo, nos gustan las batallas difíciles, y por eso no me van a doblegar en mis ideas por las que siempre seguiré luchando", añadió.
Pero consideró que ya estaba bien de recrearse en la posible derrota, por lo que subíó el tono y empezó a alertar sobre los retrocesos que puede acarrear un triunfo del Partido Popular. Se basó en el análisis de la gestión del PP en las comunidades donde gobierna. Según Gonzáléz, los gobiernos del Partido Popular han multiplicado, por cuatro la deuda, y han suprimido servicios sociales y de medio ambiente. Insistió en que no tiene nada que ver lo que el Partido Popular promete para España con lo que hace en . las comunidades. "Tengo el deber moral y la obligación de deciros lo que nos jugamos, para que dentro de dos o tres años, si ellos ganan ahora, no me digáis que no os conté lo que pensaba", dijo.
Mensaje a la izquierda
González hará desde hoy menos hincapié en la labor hecha y empezará a desgranar las propuestas de su programa, reforzando el mensaje a la izquierda. Al candidato no le cabe duda de que el sector de izquierdas que en 1993 le apoyó es el que ahora le puede mandar a la oposición. "Si nos votaran por la labor realizada no tendríamos ningún problema", dijo, aludiendo inmediatamente a "los cuatro sinvergüenzas" que han traicionado en beneficio propio la confianza del Gobierno y del PSOE y que han extendido sobre todo el partido un manto de sospecha.
Vázquez había dicho antes que los socialistas en conjunto no tenían que pedir perdón porque los corruptos están a disposición judicial. En cambio, no estaría mal que "quienes han injuriado y difamado al PSOE pidieran excusas", añadió.
En Galicia, donde el PSOE no sólo disputa su voto con Izquierda Unida, sino sobre todo con el Bloque Nacionalista Galego, González pidió enfáticamente el agrupamiento de toda la izquierda a la manera de lo hecho por Aznar, en cuyas filas está "desde la extrema derecha de Blas Piñar hasta la más moderada", según dijo.
González apenas alude a Aznar en sus intervenciones. Tan sólo le menciona de refilón para poner en entredicho su capacidad de "defender los intereses de España".
En Sevilla, Alfonso Guerra, cabeza de lista al Congreso por esa ciudad, negó credibilidad a las encuestas, informa Raúl Limón. Guerra recordó que los sondeos sobre la OTAN de 1986 auguraban un escaso apoyo al Gobierno socialista a una semana del referéndum y, por el contrario, los resultados superaron en más de 10 puntos las estimaciones de las encuestas. "Que pongan las barbas a rernojar", recomendó el candidato a los dirigentes populares. El discurso de Guerra se centró en el terrorismo y, en su mayor parte, se dirigió contra el Partido, Popular. Acusó a su candidato a la presidencia, José María Aznar, de "ponerse al lado del terrorismo" porque dijo que la última manifestación de Madrid contra los asesinatos de ETA era en realidad una protesta contra el Gobierno.
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