Jordania cree que la muerte de los desertores fue organizada por Sadam
Jordania, el país que acogió yo a los desertores iraquíes , les brindó un foro universal y después se dio cuenta de que su proyecto contra el régimen de Bagdad no iba a ninguna parte, ayer condenó la muerte del general Husein Kainel y su hermano con una energía soprendente. Para el Gobierno de Ammán, la muerte de los desertores fue una trama alentada y organizada por el propio presidente iraquí, Sadam Husein."Estoy seguro de que fue un acto criminal premeditado", declaró el primer ministro jordano, Abdel Karim Kabatiri, al enterarse del tiroteo que puso violento punto final al episodio de los desertores. "Es un asesinato. Definitivamente todo fue un montaje. Husein Kamel, sus hermanos y su padre fueron asesinados. Fue una sentencia que les cayó sin la más remota posibilidad de un justo juicio añadió.
Los jordanos tienen sobradas razones para sentirse conmovidos por los últimos acontecimientos. El rey Hussein se convirtió en una especie de patrón real para promover la idea de que en Ammán, alojados en uno de sus palacios, estaban las figuras claves para completar el gran plan internacional contra Sadam. Según fuentes fiables, el rey jordano permitió que los desertores fueran regularmente visitados por espías de EE UU, Israel y otros países interesados en exprimir los conocimientos del supuesto cerebro militar del régimen iraquí.
El monarca se dio cuenta el año pasado, dos meses después de las deserciones del 8 de agosto, que nadie de la oposición iraquí dispersa por el mundo quería tener contacto con los desertores. Todo intento tropezó con una verdad inevitable. Los desertores tenían las manos manchadas de sangre iraquí. Kamel también se ganó triste fama como uno de los más entusiastas partidarios del uso de armas químicas contra aldeas de kurdos e iraníes.
El rey Hussein incurrió evidentemente en un gran error de cálculo. Si tras la guerra del Golfo el precio de su reingreso a la escena occidental era la paz con Israel y su súbito cambio de actitud hacia Irak, los resultados de esa política pueden definirse como desastrosos. La próxima semana el monarca se entrevistará con Bill Clinton en Washington y es posible que utilice el cruel tratamiento de sus protegidos como un argumento para endurecer la política internacional hacia Bagdad.
El monarca hachemí, que ha venido proyectándose como el líder árabe más impaciente por la caída del régimen en Bagdad, es también un pregonero del inminente colapso político en su país vecino. En una entrevista publicada por el diario kuwaití Al Qabas, la primera que le hacen en ese país desde la crisis del Golfo, el monarca volvió a hablar de "la atmósfera de cambio" que se vive en Bagdad. "Debe instaurarse la democracia", dijo.
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