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Riazor dispara contra Toshack

El Deportivo sigue derrochando puntos en casa, esta vez ante una Real eficaz

Xosé Hermida

Un día son los árbitros, otro las lesiones o la excesiva veteranía de los jugadores y al siguiente la ausencia de "un par de cabrones" en la plantilla, último argumento parido por la inagotable factoría de excusas de John Toshack. Pero al galés se le está agotando la larga moratoria que le concedió el público coruñés mientras asistía impotente al súbito declive de su equipo. Ayer, aunque la gente se fue a casa silenciosa y resignada, en el intermedio sonaron los primeros cañonazos serios de la grada contra Toshack. El latiguillo de que "falta aún mucha Liga" se está convirtiendo en un sinsentido conforme se ensancha el abismo que separa al Deportivo de los puestos europeos.Cada partido en el coso coruñés empieza a ser una fotocopia milimétrica del anterior. Al Deportivo se le nota inconsistente, desquiciado e incrédulo de sus propias capacidades, sin una ley en su juego. Los destellos de alguno de sus buenos futbolistas hacen concebir falsas esperanzas. Es el momento en que el rival se planta en el área en su primer contragolpe y halla el gol con una facilidad sorprendente. Ayer Toshack no lo tenía fácil para delinear un equipo ya que en la lista de bajas coincidían Donato y Mauro Silva, los dos medios centro de la plantilla. El galés recurrió al joven Viqueira, que anduvo toda la tarde agarrotado. Y por ahí comenzó a descomponerse el equipo.

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La Real no tuvo más que defenderse con eficiencia y esperar a que brillase en algún momento el poderoso fulgor de Karpin. Tras algunos avisos, el ruso encendió sus focos a la media hora en una jugada que procedía directamente de un córner sacado por el Deportivo. La inteligencia de Karpin en el pase se completó con la velocidad de Luis Pérez para agujerear la portería de Liaño.

Toshack salió en la segunda parte a la antigua usanza, con tres puntas y tres centrocampistas. La inyección de energía del joven David,mejoró la vitalidad del colectivo. El chaval conectó con Fran y entre ambos lograron la igualada, conforme al inflexible guión que rige los últimos encuentros en Riazor. Los fotogramas posteriores repitieron también las escenas habituales: acometidas un tanto alocadas, siempre teñidas de un punto de agonía, tumultos, rebotes ' alguna ocasión clamorosa desperdiciada -como le ocurrió a Bebeto a falta de nueve minutos- y también algún gazapo arbitral, en este caso un posible penalti de Aranzábal a Milovanovic. Entre tanta confusión siempre se encuentran múltiples excusas. Pero cuando un equipo tiene que refugiarse reiteradamente en la mala suerte o en la incompetencia del juez es síntoma inequívoco de que ha perdido su grandeza. La gente, indignada en el descanso, acabó yéndose hasta sin ganas de gritar.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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