El hombro de Prieto da vida al Mérida
El Mérida superó maleficios y rompió la parquedad que le asfixiaba en forma de empates. Es como un soplo de vida para encontrar la luz que le permita abandonar las cavernas. El triunfo sabe a gloria para una afición que desde el 5 de noviembre no saboreaba la victoria.El encuentro emuló la farsa del carnaval. Aglomeraciones, anarquía y despiste. El estado del terreno de juego contribuía a la mascarada. El juego, adormilado, tosco y ramplón, espabiló por donde se preveía. La lentitud de la zaga visitante dejó en las botas de Prieto un balón que el joven jugador no desperdició. El Mérida recuperó la iniciativa y, en un terreno de juego más propicio para las faenas agrarias que para las florituras, acudió al pase largo que el hombro de Prieto resolvió en inverosímil maniobra.
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