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El juez deja libres a los detenidos por atacar un centro de menores y quemar a un niño negro

Jan Martínez Ahrens

El Juzgado de Instrucción número 1 de Collado-Villalba ha dejado en libertad sin fianza a cuatro personas detenidas por arrojar un cóctel mólotov contra un centro de tutela de menores desprotegidos y quemar los ojos a un niño negro de cinco años. El ataque fue cometido el día de Año Nuevo, cuando los críos aguardaban en el patio del colegio. Pese a la brutalidad de la agresión, que SOS Racismo no duda de calificar de racista, la puesta a disposición judicial de los detenidos -quienes reconocieron ante la Guardia Civil su participación- únicamente supuso una toma de declaración, según fuentes cercanas al caso. El centro objeto de la agresión acoge a niños desprotegidos, hijos de la inmigración, la droga y la pobreza. El pequeño herido, al que los agresores animaron a coger la bomba incendiaria, tardó 15 días en curar.

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'Niños bien'

La reconstrucción efectuada a partir de los testimonios de la directora del centro y la Guardia Civil, sitúa el inicio de los hechos a las once y media de la mañana del pasado 1 de enero. Una decena de niños, de seis a siete años, correteaba en el patio del centro de tutela de menores que la Comunidad subvenciona en Torrelodones (una población residencial de 10.000 habitantes). Los chavales esperaban salir a la calle para comprar chucherías con la paga que la institución les había entregado por Año Nuevo. Se trataba de endulzar la festividad a unos chiquillos que, a diferencia de otros compañeros de centro, incluso en la navidad permanecen en el olvido.Una pandilla de entre 26 y 29 años, según el relato de la directora del centro, se acercó en un Ford Fiesta blanco al colegio y lanzó el artefacto incendiario. Era una botella de Coca-Cola de dos litros, llena de aguafuerte y bolas de papel de plata (actuan como catalizador). La bomba cayó junto a la chiquillería. Algunos niños se asustaron, pero no así Manuel, negro de cinco años. El pequeño se acercó. Una de las personas, apostada detrás de la verja, animó al pequeño: "¡Cógelo, cógelo!". Manuel le hizo caso. El artefacto ardió en sus manos. El pequeño, alcanzado por las llamas, chilló horrorizado. Las quemaduras le habían dañado la córnea. (Tras 15 días en los ojos en tratamiento, especialmente el derecho, en el hospital infantil del Gregorio Marañón, se restableció).

Tras estallar la botella incendiaria, los agresores huyeron. En el patio se había desatado el pánico. Entre gritos y lloros, una profesora se llevó inmediatamente a los críos al edificio. Manuel fue conducido al servicio de urgencias de Torrelodones.

Los agresores, sin embargo, volvieron a los 15 minutos al lugar de los hechos. Esta vez conducían un Ford Fiesta verde. Uno de los hombres saltó la verja, entró al patio y recogió el artefacto -presumiblemente para eliminar pruebas- Acto seguido, volvieron a huir. Sus movimientos, sin embargo, habían sido observados por varios vecinos, quienes anotaron la matrícula del coche. La descripción de los testigos les dibuja como bakaladeros.

El ataque, similar a los perpetrados en Alemania por los neonazis contra centros de acogida de inmigrantes, fue denunciado a la Guardia Civil, que a las dos semanas detuvo a los cuatro. supuestos autores.

En sus primeras declaraciones, los detenidos -F. R. R., de 29 años; T. 0. P., de 24; J. M. Z., de 26, y J. G. L, de 26- manifestaron a los agentes que tras haber festejado la Nochevieja por los bares de las localidades de Galapagar y Hoyo de Manzanares, habían decidido "ir a tirar petardos".

Tras la juerga, la 'bomba'

Los arrestados, todos varones, sin antecedentes penales ni problemas económicos, negaron haber incitado a los críos a coger el artefacto incendiario y redujeron los hechos a una gamberrada.

La Guardia Civil, que considera los hechos como un supuesto delito de lesiones, entregó a los detenidos al Juzgado de Instrucción número 1 de Collado-Villalba, que les tomó declaración y les dejó en libertad.

La Consejería de Servicios Sociales de la Comunidad ha negado el sesgo racista del ataque. Un representante de este departamento autonómico adujo que los atacantes eran antiguos alumnos del centro, extremo negado por la directora y la Guardia Civil. El colegio acoge a unos 50 menores. Son hijos de la inmigración, las drogas y la pobreza. Sus padres no pueden hacerse cargo de ellos, en algunas ocasiones por estar encarcelados o incluso por haberlos maltratado.

La opinión de SOS Racismo es bien distinta a la de la Comunidad. Esta organización no gubernamental exige a la Comunidad, en tanto que institución que ejerce la tutela de los pequeños, que aclare si va a ejercitar la acusación en el incidente. En caso de negativa, la ONG lo haría, dado que considera delictiva la actitud de los detenidos. "Es peligroso que este tipo de fenómenos sean ocultados y no se atajen a tiempo. Pueden reproducirse y ocasionar males mayores", señaló José Antonio Moreno, abogado de SOS Racismo.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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