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46º FESTIVAL DE BERLÍN

Emma Thompson y Ang Lee funden con maestría melodrama y comedia en 'Sentido y sensibilidad'

ENVIADO ESPECIALAnoche, en la sala grande Zoo Palast, abrió la Berlinale 96 Sentido y sensibilidad, una magnífica película británica producida con dinero americano. Un par de horas antes, la actriz inglesa Emma Thompson (desdoblada esta vez en protagonista y escritora del filme) y el chino Ang Lee, que lo ha dirigido, dieron la cara con desenvoltura ante los 2.000 informadores que han volado a Berlín desde la cuatro esquinas del planeta para ver y contar qué pasa., "Con un siglo a la espalda", dice Moritz de Hadeln, jefe de este tinglado, "el cine se mueve". Pero no dice hacia dónde.

Ayer a media tarde, la sala de conferencias del hotel Intercontinental rebosaba cuando Emma Thompson y Ang Lee se sentaron un poco asustados delante de cuarenta focos, cuatrocientas lentes y cuatro mil ojos. El susto se les pasó en cuanto comenzaron a hablar de Sentido y sensibilidad. Son gente que transmite ironía y comodidad a sus interlocutores. La actriz y escritora usa magistralmente la distancia, que es probablemente defensiva y estudiada, pero en ella la desenvoltura vence a la premeditación y, en cuanto percibe que su presencia crea silencio, se crece y lo llena con locuacidad y con una curiosa mezcla de tono profesoral (se licenció en 1982 en Literatura inglesa en Cambridge) cuando habla de Jane Austen, autora de la novela, y de gestos de alumna díscola cuando habla de sí misma.

En realidad, es actriz innata y actúa siempre. "Jane Austen", dice, "escribió la novela hace 200 años, cuando era una chiquilla de 20 años. Amo mucho a Jane Austen, pero le salió una historia enrevesada, llena de otras historias, que me trajo de coronilla durante los cuatro años que me ha costado convertir el libro en un guión de 300 páginas. Me encargó escribirlo, no sé por qué, Lindsay Doran [la productora] y si llego a olerme lo que me esperaba, no hubiera aceptado su oferta. Lindsay me llamaba de cuando en cuando para preguntarme cómo llevaba el guión y yo me ponía siempre a llorar". Y suelta la misma carcajada que cuando al principio de la conferencia de prensa oyó decir que el filme es americano.

Chino de Taiwan

Ang Lee es un chino de Taiwan y tiene aspecto de muchacho que ha pateado a fondo las aceras de las malas calles de Brooklyn. Aquí, en Berlín, dio la campanada con El banquete de bodas en 1993 y el año pasado demostró que en Beber, comer, amar que le gustan las tres cosas y entiende de ellas. "Cuando me pidieron que leyera el guión", dice Lee, "por si me interesaba dirigirlo, al principio me quedé de piedra. Pero lo pensé un poco y no me extrañó tanto, porque Nueva York está llena de chiflados y por tanto es lógico que elijan un chino para contar una historia de señoras inglesas del siglo XVIII. Como se sabe, los chinos entendemos mucho de esto"."Comencé", prosigue Lee, "a leer aquello por curiosidad. Pero cuando terminé el tercer folio esta señora [señala a Emma Thompson] me había engatusado por completo. En aquellas páginas no había inglesas románticas, sino gente de ahora y de cualquier parte del mundo. Conocía la novela, pero no imaginaba que el guión sacase de ella un relato sobre las componendas y los ritos interiores de una familia tradicional de hoy, que es un asunto que me concierne, como me conciernen las combinaciones entre orgullo y prejuicio, entre comer y beber, entre hombres y mujeres. Es el tipo de cosas que le hacen a uno llegar al fondo de la vida lo mismo en el siglo XVIII que en el XX, lo mismo en Inglaterra que en China. Metí la mano debajo del vestido de aquellas señoras y toqué la piel de mujeres que conozco".

Dos errores, uno de una joven actriz inglesa y otro de un joven director taiwanés, han concluido en un acierto pleno. Emma Thompson y Ang Lee logran un inteligentísimo ensamblaje de novelón y dramón con comedia y sátira. O, si se quiere, entre humor y dolor. Hay en esta película mucha locuacidad y ninguna charlatanería. Y hay severidad y gracia; ligereza y gravedad; la agilidad del ingenio y el peso del talento.

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