Javier Bardem: "Federico Luppi quedará en mi corazón el resto de mi vida"

Es otro actor. Ha sido de Federico Luppi, con el que protagoniza Éxtasis, la película española que dirige Mariano Barroso y que concursa en el Festival de Cine de Berlín, de quien Javier Bardem ha aprendido a quedarse quieto, dejar que las cosas vengan, pasen por dentro y se vayan. Por eso Bardem, cuya carrera, corre en paralelo al éxito del cine español, confiesa del actor argentino: "Federico Luppi quedará en mi corazón el resto de mi vida". Éxtasis se estrena hoy en toda España.

Javier Bardem ha recibido un regalo que lleva el nombre de Federico Luppi. Y lo enseña con orgullo y envidiable humildad. "Es uno de esos actores que me han hecho crecer como actor. Desde Éxtasis soy otro actor. He aprendido la quietud, la importancia de la quietud emocional para un actor, que vi en Federico Luppi. Aprendí a quedar quieto, a que las cosas te vengan solas sin que tú las llames a gritos, simplemente invocándolas, que te pasen por dentro y que se vayan tal y pomo vinieron. La ansiedad, la felicidad, la miseria o la riqueza de los personajes hay que dejarlas fluir para que no modifiquen tu vida. Lo interesante es encontrar ese punto medio en el que te puedas defender de eso, pero sin ponerte una coraza que te convierta en invulnerable a todo tipo de sentimientos. Hay que trabajar con explosivos, pero luego limpiarse las manos e irse a casa", dice Bardem, que si algo odia en la vida es la imagen del actor arrebatado.Con seis años de estudios de Arte Dramático y una carrera corta pero exitosa, que ha corrido en paralelo a la del cine español, a Javier Bardem le ha llegado la hora de reflexionar -"llega un momento en el que uno tiene que encontrar su forma de hacer y yo me encuentro en ese momento, en plena búsqueda de mi forma de hacer"- y de parar. Ésto último se simboliza en la rotura de tendón que sufrió el segundo día de rodaje de Éxtasis por el ímpetu y la pasión que puso en la escena. Y se pregunta hasta qué punto hay que romperse un dedo. "El dedo, simbólicamente, representa una forma de interpretar, más que de interpretar de cómo se han de hacer las cosas y no ver cómo se deberían hacer. Quiero parar y plantearme algunas preguntas sobre mi forma de trabajo", asegura.

A punto de cumplir 27 años, sabe que vive un momento dulce y toca madera buscando la suerte que siempre le ha acompañado. Un dulce que ha compartido con los últimos éxitos del cine español, al que le augura un vuelo muy alto. "He tenido la suerte de haber estado en proyectos significativos del cine español [desde Jamón, jamón a Días contados, El detective y la muerte y la más reciente Boca a boca]. Lo importante es que no nos volvamos locos, ya que somos un país de impulsivos. Hay que prepararse mucho, actores, guionistas, directores. Todo en un ambiente de competencia constructiva. Sinceramente, soy de los que me encantan que salgan muchos actores, porque es la manera de ponerte las pilas y hacerlo mejor. Ojalá que haya competencia de ideas, de compromisos y de inquietudes que nos haga crecer a todos", asegura el ganador del último Goya al mejor actor, en una ceremonia en la que el apellido Bardem tocó el cielo. Su madre, Pilar Bardem, recibió el Goya a la mejor actriz secundaria -"le ha llegado en el mejor momento. de su vida"- y su primo, Miguel Bardem, se llevó el galardón por el mejor cortometraje.

El éxtasis para Bardem sería un buen personaje de teatro, aquél que le permita una continuidad en las emociones, tal y como le han contado las gentes del teatro. "Me han dicho que el actor se olvida de quién es y vuela. A mí se me ha ido un par de veces la cabeza pero sólo durante unos segundos y el verdadero éxtasis sería ese vuelo continuado", precisa Bardem.